Oficio de menesteroso

(“COLPISA“/VOCENTO, martes 21 de enero 2014)

Lo que dice el informe de Oxfam Intermon se intuía pero al ver las cifras negro sobre blanco impresionan: apenas unos pocos acumulan en sus manos la riqueza del resto del mundo que se tiene que conformar con las migajas que caen de su mesa. En España veinte mas ricos igualan los ingresos del veinte por ciento de la población pobre, una brecha que aumenta porque con el tiempo la distancia se hace mayor.
Ser pobre mas que una condición es un destino, (en lo universal y cañí), y salvo que usted tenga una cuenta en Suiza nunca dejará de ser un menesteroso. Los poderes públicos, en teoría garantes de la igualdad entre los ciudadanos, miran hacia otra parte y se congratulan cuando sube la Bolsa pero hacen bien poco para acabar con la miseria a la que tienen por parte del paisaje. Gracias a la televisión se ven algunos destellos de opulencia para que nos sintamos como en la escena de “Viridiana” cuando el pueblo entra en el comedor de la casa del rico y rodeado de cubiertos de plata exclama: “¡cuánta riqueza de lujo!”. Será por eso que cada vez hay más personajes que parecen calcados de los dibujos de las marquesas de Serafín y otros que sueñan con pollos asados como Carpanta, y todos ellos se cruzan en la misma acera.
A falta de poderes públicos que tengan algo de sensibilidad la ayuda procede del entorno familiar, de las organizaciones que mantienen comedores sociales, de las parroquias, de la solidaridad de las madres de los colegios para que ningún niño se quede sin bocadillo en el patio. España, aquel país en el que cualquiera podía hacerse con una fortuna o dónde se compraban pisos a precio de yates porque había gente que podía pagarlos, es la cuna de la desigualdad social europea. Ya tenemos ganado el primer título de la temporada y eso que acaba de empezar el año, somos unos campeones. Y esperen a que alguien diga que la culpa de la brecha abierta la tienen los pobres porque no hacen nada para salir de su miseria; dirán que no es que destaquen mucho los ricos si no que los pobres estropean la media en el país de la recuperación mágica que asombra al mundo y pasma a Obama.
Malo será confundir macroeconomía, grandes cifras, con economía de bolsillo porque es posible que los grandes números remonten con alegría mientras que con pena asistimos al empobrecimiento de la clase media que siempre fue motor de la economía. Esa visión pacata nos haría pensar que en la calle hay un clamor social de alegría por la recuperación cuando lo que suenan son las tripas vacías. La madre de la niña del anuncio que le da un “bocadillo de pan mágico” relleno de nada, no ha ido a Harvard, ni falta que le hace. En cambio quienes le han llevado al paro tampoco han ido a la cárcel y a ellos sí que les hubiera hecho falta una cura de humildad y devolver lo mucho que han robado. Decía uno de los implicados en la Operación Malaya que de la cárcel se sale, de pobre no, igual tenía razón.

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2 Respuestas en “Oficio de menesteroso”

  1. puerto dice:

    Cierto, los que somos honrados no podemos salir de pobres, es imposible !!. Hoy, sin ir más lejos, mi caldera de gas, que apenas ha cumplido los tres años y que me costó una pasta…..se ha roto…,la he arreglado por 405, 37 euros !!!, es mucho, mucho dinero para una pobre funcionaria, una funcionaria que trabaja mucho(las hay que no, es verdad) y cobra poco. Seré siempre la pobre que visita la casa del rico, como en Viridiana.

  2. laavutarda dice:

    Dice el verso popular: “con largueza sin igual/ el señor don Juan de Robres/ creó este gran hospital/ pero antes creó a los pobres”.

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