Cuelgo, me llaman de Ferraz

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Aznar fue el presidente que acabó con el servicio militar, (la cabra del Tercio tiene otro estatus), y Zapatero pasará a la Historia por ser el presidente que hizo obligatoria la candidatura a la Alcaldía de Madrid: si te toca te ha tocado y no te libras por ser hijo de viuda, pies planos o estrecho de pecho. Marrón por marrón la incertidumbre de Zapatero es peor que donar tu juventud a las armas de manera taxativa; muchos dirigentes socialistas se preguntan si en peores garitas han hecho guardia, y va a ser que no. El problema de la candidatura le ha pasado a Zapatero por delante y se ha vuelto a quedar sentado, como el pensador de Rodin pero sin ideas en la cabeza. A veces entre un pensador y un idiota no hay más diferencia que el color de la chaqueta: los dos reflexionan a ojos de los demás pero uno de ellos está hueco por dentro. También podría tratarse de una maniobra de la derecha que ha hipnotizado a Zapatero con el Teletienda y nadie se atreve a dar una palmada delante de su cara: «¡José Luis, a la de tres te despiertas, macho!». Si Joseph Goebbels hubiera podido influir en los programas de la tele el régimen de Hitler no habría caído nunca; un encantador de serpientes mediáticas es más peligroso que muchos neutrones fríos juntos. No desdeñemos la teoría de la hipnosis selectiva.

Lo de menos es que Trinidad Jiménez haya huido a hacer las Américas, (huyó y muchos están que trini), o que Bono fuera reina por un día, o que haya sido tentado el oso para abandonar el madroño. Lo grave es el descrédito de los socialistas madrileños que tienen que tragar con una incertidumbre alargada. No es por señalar pero a algunos se les está poniendo cara de suspensión de pagos, Barranco se tiraba por un ídem y a Oscar Iglesias y a Pedro Zerolo les han dejado en incómoda posición, (cúrrese usted la oposición en el Ayuntamiento de Madrid para que luego nombren candidato por el método de elección de Miss Venezuela, ¡qué descaro que al final todo sea una cara!). Lo tienen chungo en el socialismo madrileño, hemos llegado a una situación que no se supera salvo aparición mariana en un árbol de los jardines de La Moncloa. Gallardón puede decir aquello de: «si hay que hacer campaña, se hace; pero votar por votar es tontería». Por una vez IU le ha mojado la oreja al PSOE al descubrir su candidato a tiempo, Angel Pérez, (que a su vez devoró a Inés Sabanés).

El alcalde Gallardón mira por la ventana de su despacho y no encuentra rival. Más que emoción es sentimiento poético marchito de pena, penita, pena. Si llaman a un dirigente socialista notarán que las conversaciones son más breves; cuando les entra otra llamada se ponen nerviosos: «cuelgo, me llaman de Ferraz». Y así estamos.

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