Entradas en agosto, 2006


La gran ilusión

agosto 30th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La transición acabó el día en el que Pau Gasol descuadró a su pediatra saliéndose de los índices del percentil, ahí nació el español de nuevo cuño, su madre comprendió que el chiquillo llegaría muy alto. Ahora, Pau y el resto de la selección de baloncesto tocan por la mañana en Japón, en unas matinés que obligan a subir el volumen de las televisiones en los bares. Y lo hacen tan bien, tan divertido y de tan buen rollo que se han ganado el calificativo de la nueva orquesta nacional; comparado con los gallos que sueltan sus homónimos en el fútbol, nuestro basket es música celestial.A pesar de que ha sido un deporte clandestino que se jugaba en el espacio que sobraba al campo de fútbol en el patio del colegio.
Pero una orquesta no son más que instrumentos a su bola si no hay un director que los ponga de acuerdo. Pepu Hernández los entiende muy bien, ha sido capaz de transmitir alegría a lo que antes había sido un grupo de correctos administrativos. Se nota que juegan a placer y que llevan la insolencia del corsario: el objetivo es ganar y a ser posible mandando. Está feo comparar pero Luis Aragonés ya puede ir sacando conclusiones. Nuestro fútbol es tan penoso que dan ganas de pedir la disolución del equipo nacional, siempre hemos sido el equipo que hace felices a los demás, nos merecemos cambiar de deporte. En el fútbol nos tropezamos con la realidad que suele ser un equipo mejor enfrente; hasta ese momento somos la furia roja y la repanocha en tabla de surf. Nuestro gafe particular incluso le jodió la previsión a Nostradamus, que algo había dejado escrito en una cuarteta («una cuarteta son cuatro versos», dijo uno que habla por la tele).

La realidad del equipo español de baloncesto se llama Argentina y nos la vamos a encontrar en semifinales, la orquesta va a tener que tirar de viento y percusión porque se avecina tormenta, se acabaron los violines y las cuerdas. El premio es una final posiblemente contra Estados Unidos, ese equipo que parece siempre el mismo aunque les cambian el nombre en la camiseta para despistar. No juega Jordan pero hasta el utillero mete las canastas de espaldas y a capón.

Nos merecemos un sueño como el que nos llega de Japón, un equipo con aspiraciones, ¡encima sus jugadores hablan nuestro idioma!, no hace falta que nos traduzcan las palabras del campeón, gran novedad a la que no estábamos acostumbrados. Españoles altos que coordinan sus movimientos y disfrutan con su trabajo, inverosímil pero cierto. Si nos metemos en la final aparecerán los políticos con el «ya-decía-yo», pero no les crean, que enseñen el carnet de socio de algún equipo de baloncesto. A ellos les va más el palco futbolero. Los hay tan zoquetes que cuando Gasol falla un tiro dicen «¡uy, casi!», como si fuera un balón a corner; creen que una zona es un espacio para construir pisos y los pasos una manera de caminar. Esos son los que no han superado la Transición.

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Comida basura

agosto 29th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Tengo un amigo, de natural templado y formado en la escuela de la prudencia, que me contó un sucedido madrileño que dice mucho de la calidad en el servicio de algunos establecimientos alimenticios. No me deja dar más pistas, ni decir cómo se llama el restaurante, pero sí que sirven hamburguesas y que está en la calle López de Hoyos. Mi amigo hizo un pedido, por teléfono, el sábado por la noche nada más llegar a Madrid. Tras “des-esperar” una hora le trajeron dos hamburguesas pero les faltaban las oportunas salsas.

Con cierto ánimo cansino se puso en contacto con el local para obtener explicaciones y lo que obtuvo del encargado fue un “no voy a ir ahora con la salsa roquefort, ¡no te jode!”. Dice mi amigo que le extrañó, no tanto que no tuviera salsa roquefort (hay gente que puede pasar sin ella), sino que tuvieran tanta mala leche. Mi amigo, que insisto es hombre medido, quiso ir a la tienda a sacarle la salsa al encargado por el mismísimo boquete del ano, pero un postrer ataque de prudencia le dijo que no merecía la pena. Total, otro idiota más tampoco es para tanto. Idiotas contemporáneos hay para llenar anaqueles y hacer un puente entre Europa y América.

Lo más inaudito, a mi juicio, es que el empleado del local se negó a darle su nombre. Es decir: te atienden mal, te insultan, te cobran y tan felices. Eso me parece paradójico y no sé en qué ventanilla hay que reclamarlo. Me consta que él ya está por la labor y que ha tocado los timbres oportunos, ¡menudo es!

Yo me pongo en su piel y pienso qué hubiera dicho si el encargado de un restaurante me suelta un “¡no te jode!”. Creo que a mí me pasa eso? y lo publico. ¡Vaya que lo publico!

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Poincaré

agosto 25th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Richard Hamilton es el mayor conocedor de la figura de Henri Poincaré, matemático francés de principios del siglo pasado, autor de una fórmula que aún no tiene explicación. Sobre Poincaré discuten Hamilton y lo más granado de las matemáticas mundiales, en Madrid.

Un Congreso de matemáticas se diferencia de una reunión de tuper-ware en que para participar hace falta un cierto dominio de la materia, aunque sea por encima. Nadie que no conozca a Poinciaré ose entrar por la puerta de acceso al salón matemático, podría ser devorado por los números caníbales o por las fórmulas crudas. Si el hombre es un animal superior no es tanto porque sepa que dos mas dos son cuatro, sino porque si tiene tres y le quitan dos se cabrea porque sólo le queda uno. Las matemáticas nos alimentan y distinguen a la población más evolucionada, (el resto no sale del uno más uno).

Poincaré dijo que la esfera es la única variedad topológica cerrada, orientable y sin agujeros, pero dudaba de si podría aplicarse a dimensiones superiores. Poincaré dudaba de que todo el equipaje de las vacaciones le cupiera en la maleta de vuelta, de ahí la paradoja y el desasosiego.

El congreso matemático de Madrid lejos de resolver problemas lo que hará es plantear nuevas dudas. La verdad es que nos han elegido por ser la capital de las cosas no resueltas y de las explicaciones increíbles. Poincaré debió ser de Lavapiés, de la parte que da a los Campos Elíseos.

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Fuera de la Ley

agosto 25th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En lo que va de año el Gobierno de Zapatero ha aprobado dos leyes que afectan a la conducta, dos leyes de bondad: la que limita el consumo de tabaco en espacios públicos y la que respalda al carné por puntos. Ambas están elaboradas para potenciar el lado sano, el punto zen. Pero al Gobierno le han salido los hijos respondones, a pesar de las prohibiciones el personal fuma y conduce por encima de los límites de velocidad. No se conoce el caso de un solo estanco que haya tenido que cerrar con un cartel de: «La ley contra el tabaco me mató», y desgraciadamente los accidentes en carretera no han descendido en proporción a la campaña de Tráfico. Al contrario, la picaresca nacional ha encontrado la fórmula para subastar puntos del carné ofertados en la red. Un rico caprichoso puede eludir el castigo del radar de la Guardia Civil colocando en su lugar el testimonio de otra persona que vende sus puntos por dinero y es capaz de jurar que era él quién iba al volante, (en el mercado negro se paga el punto a 300 euros). Internet mató el carné por puntos, a partir de ahora Pere Navarro va a tener que pedir que las declaraciones vengan avaladas por dos ángeles de la guarda y por el prior de un monasterio del Císter. Aún así, los niñatos de papá jugarán a quemar goma en las carreteras nacionales.
A pesar de los notables esfuerzos que realiza el Gobierno para mejorar nuestro estado de salud, los españoles se declaran insumisos a las leyes que velan por su cuerpo: fuman y chocan, hasta es posible que hagan las dos cosas a la vez en un gesto de máxima insubordinación. La guinda del despropósito es la campaña contra los incendios que lleva todo el verano asaltando las televisiones: «¡Total, por una botella!», dice el locutor y a las cenizas de los montes de Galicia me remito. Se confirma que la sociedad va por un lado y sus cuidadores por otro, el punto zen tiene poco éxito. Pero la moda se extiende a otras paradojas legales: «¡Total, por un Estatut!, ¡total, por una concesión a Batasuna!».

En los espacios huecos de la ley crecen verdaderas selvas donde el más pillo hace negocio. Me gustaría conocer cuántos octogenarios sin coche en propiedad, pero con carné, se han prestado a que el nieto se lucre en Internet. Cuántos manejan un coche de gran cilindrada por Marbella; nos íbamos a sorprender del sprint que tienen los yayos. Seguro que no los cogen, ¡total, por un artículo!

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El precio

agosto 23rd, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Llegado el final de agosto los representantes de futbolistas bufan en el móvil al colgar como Gary Cooper soplaba la punta de la pistola después de haber disparado en el saloon donde el pianista temía por su vida. Apenas tienen tiempo para coger una llamada y especular con la siguiente, para ellos recibir una llamada equivocada son 10 segundos apenas pero 2.000 dólares a la cuneta, el mercado de la carne con botas se agita mientras los presidentes de los clubes poderosos bailan la danza de la seducción bancaria. Aquello de sentir los colores se queda para equipos modestos y para amigos que juegan el sábado al fútbol sala. En el lado profesional se mueven unas cantidades incomprensibles para el cerebro humano, cargadas de ceros y de millones como las distancias que separan a las estrellas, si parpadeas te lo pierdes. Rebasada una cifra todo lo demás nos parecen experimentos de congreso de matemáticos, filosofía de la opulencia, la distancia cósmica que nos separa de los quásares. Las negociaciones de futbolistas no pueden ser secretas, pero no estaría mal pedir que fueran discretas, la mayor parte de la humanidad tendría que reencarnarse cien mil veces en trabajador con sueldo medio para alcanzar la ficha de un futbolista estrella. Cien mil veces paridos y otras tantas ocasiones para buscarnos la vida de forma legal. Ellos, los que estrenan camiseta en septiembre (cuando la mayoría buscamos jersey), ganan tanto dinero que podrían reencarnarse en rentistas durante 2.000 años; el trampolín de la miseria hacia la opulencia es un balón de fútbol. No hay energía mayor salvo la nuclear y ésa está comprobado que no le sienta bien a los cuerpos. Ni los hombres bala del circo llegan tan lejos. La insolencia con la que subastan su salario es una inmoralidad, (en el caso de que esta sociedad tuviera medio gramo de solidaridad). Y, en cambio, sus fichas están en boca de cualquiera, son datos que se cruzan en el desayuno de la máquina. Puede que no sepas el apellido de tu compañero de oficina pero sí lo que pagan por un futbolista. Cleopatra entrando en Roma portada por cientos de esclavos nubios, trompetas, flautas y tambores roncos se queda en nada comparada con la ficha de Ronaldo. Si marca goles es suficiente, si da espectáculo también lo justifica. Si no fuera por los presidentes de clubes de fútbol esta opulencia cósmica (y algo hortera en su puesta en escena), no dejaría de ser una negociación entre dos partes. Pero como en las bodas humildes, si no sobran los langostinos no hay fiesta. Nunca dar patadas resultó tan rentable ni tan ejemplar. Del «niño estudia» hemos pasado al «niño juega bien». Gol es la abreviatura de Dios.

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Conducta hostil

agosto 22nd, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La paranoia de la seguridad, como el sueño de la razón, produce monstruos. En el aeropuerto de Knoxville (Tennesse), funciona en pruebas una máquina diseñada para detectar terroristas. Imagine que está en una cola y de manera aleatoria le apartan, le meten en un cuarto umbrío, le preguntan en un idioma que no conoce y en función del tono la máquina decidirá si es usted candidato a dos añitos en Guantánamo, con los gastos pagados.
Se llama Cogito y según sus creadores es capaz de detectar al 85% de los esbirros del mal, aunque también admiten que se equivoca en un 8%, ¡ah, se siente! Si la máquina le ha detectado a uno posibles conexiones con el Mulá Omar o que conoce el camino por el que escapó en Vespa por los montes de Tora Bora, no le cabrá recurso alguno. El sistema recuerda al mecanismo que tenían algunos aeropuertos de la extinta Unión Soviética: un maromo tovarich de abrigo de dos vueltas con aliento de vodka caducado miraba a los ojos de los pasajeros, según decían era capaz de distinguir a un asesino por la mirada. Estoy convencido de que muchos de los que se levantaron aquella mañana con una leve conjuntivitis pasaron a Siberia como gentileza del Estado.

Los inventores de Cogito dicen que es una máquina experta en detectar conducta hostil al analizar parámetros biométricos como sudor frío, alteración del pulso o violentas subidas de la presión arterial. Por otra parte, son síntomas muy parecidos a los pasajeros que sienten pánico a volar, así que Cogito aplicado a las colas del Puente Aéreo provocaría una auténtica escabechina penal en hombres de negocios y pacíficos ciudadanos.

Se trata de dotar a la máquina de la verdad de un respaldo jurídico, algo insólito pero cierto y que recuerda a los penalistas del XIX que estaban convencidos de que el asesino pertenecía a cierto tipo físico. La dialéctica seguridad/libertad nos deja algunos esperpentos, una idea perversa mecanizada no es más que una tontería enchufada a un cable. Sería mucho más eficaz crear una gran abuela virtual, una ancianita vestida de negro a la que le tuviéramos que echar el aliento. Una máquina que con una sola pregunta: «¿De dónde vienes, rapaciño?», fuera capaz de deducir si hemos fumado, hemos pecado o somos buenos chicos. Y que diera pellizcos de monja después de hacernos prometer que nunca más volveríamos a pensar que Bush no es ni bueno ni guapo.

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CSI de la manduca

agosto 21st, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El Ayuntamiento de Madrid ha realizado unos test para saber si de lo que se come se cría, es decir que si era pescado o carne, y el resultado ha sido espectacular: lo que comemos en Madrid es calidad súper (o más). Para analizar el detalle no han dudado en sentarse a comer con un aparato que calibra el ADN, cosa muy normal para llevar en el bolsillo. Si Madrid tiene encanto, (el tópico de aquí al cielo), es por el paladar que es otra manera de mostrar el cielo de la boca. Que de Camba a la fecha, pasando por los Carpantas en tránsito, aquí se ha comido de lujo, dicho sin ofender pero sin ánimo de restarnos importancia.

Está bien que haya una policía científica de la comida, un CSI de la manduca que analice si entre las liebres hay gato o si entre col y col nos han dado una lechuga. Se supone que el mayor riesgo al que se enfrentan estos funcionarios es a una subida de colesterol o a un ardor de estómago, tengamos en cuenta que ponen su cuerpo al servicio del nuestro. Aunque también es verdad que tendrán “el pico fino”, el paladar acostumbrado a las buenas viandas, de tal forma que sus bocas serán un piano que toda la escala gastronómica.

Al margen de la autenticidad del pescado que comemos, (donde no hay puerto de mar las sardinas presumen de pedigrí), el estudio dice que tampoco hay botellón. Así que si le duele la cabeza es por su mal beber o porque hay que descansar más y lozanear menos porque la cabeza es un instrumento de precisión sin relojero que lo apañe en caso de descogorciarse.

Lo del botellón me parece una fruslería, lo importante es que en esta ciudad de las prisas y el hormigón cuando entras en un restaurante estás a salvo.

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Cuerpos sanos

agosto 16th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A la mayoría de los ciudadanos le gustaría despertar de la anestesia con una copa de cava en la mano y Kate Moss al lado; menos a Castro, que prefirió tomarse un yogur junto a Chávez. Pero es sabido que los dirigentes carismáticos no tienen costumbres normales. A Castro le ha traicionado algún director de imagen con ideas creativas a la par que modernas; no es lo mismo pasar a la Historia con un cohiba entre las barbas que con un desnatado natural tomado con una cucharilla de postre y posiblemente rebañando para alargar el onomatopéyico momento final del ¡srlup!. Se supone que el encuentro terminó cuando Fidel echó un airecito y Chávez ponderó las virtudes del yogur aplicadas a la flora y tránsito intestinal. El mensaje de que si Castro eructa la revolución continúa es demasiado infantil.
Además, Hugo Chávez no ha cruzado el Caribe con los peligros que conlleva tal y como se anuncia en la última película de Jonhy Deep, para merendar junto a su amigo como hacen dos yayos en una residencia de Florida. El octogenario Alejandro Robaina, uno de los pocos que tiene apellido que decora una vitola de habanos, estuvo hace poco en España y en ningún momento renegó de las plantas que cultiva. Compay se fue a la tumba ponderando las virtudes de «fumal», «bebel» y «jodel», y sin abrazar la dieta macrobiótica como camino de salvación de los soneros que no tenían remedio, por eso la historia de cuando Juanica y Chanchán en el mar cernían arena tiene vigencia sensual en las noches de vestales y boleros. Castro tomando desnatados es como Mick Jagger acostándose a las nueve para cuidar su voz, una contradicción reclinada en sábanas blancas de hilo.

Una de las claves del encuentro la podemos descubrir en dos muñecos de barro que decoran la espartana estancia, son dos figuritas que le representan a él y al dirigente venezolano en comparsa amistosa, dos piezas de mercadillo que decorarían una casa de discípulos del flower power. Lamentable espectáculo visual que muestra la revolución en pañales (no tanto por su bisoñez), sino por incontinencia de esfínteres. Con esta dieta no sabemos cómo será la transición en la isla pero sí que Fidel va a lucir un tipo estupendo.

A Franco le traicionó el yerno al sacarle unas fotos entubado en La Paz, a Castro le ha podido la egolatría de la foto desnatada. Sólo nos falta saber cuánto ha pagado la marca de yogures por el anuncio.

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Carlos Luis

agosto 15th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Quienes le conocieron más de cerca no dudan en temblar de emoción cuando mencionan su recuerdo, Carlos Luis Alvarez “Cándido” era un caballero del periodismo, una pluma privilegiada y un hombre bueno que murió en la mitad de agosto cuando en Madrid sólo quedan funcionarios y convalecientes.

Un mensaje de Pepi, su fiel ayudante de gabinete en la Asociación de Periodistas Europeos, ponía un crespón negro al correo de ayer martes. Con dolor sincero nos comunicaba la muerte del presidente, del periodista, del amigo y del ejemplo.

No le conocí en sus años de esplendor de “Abc”, o de “La Codorniz”, o de “Hermano Lobo”, pero disfruté con sus memorias a las que tengo por libro de obligada consulta. Una vez coincidí con él en La Habana y pude descubrir a un personaje tímido que gustaba más de observar que de tomar partido y que llevaba unas camisas bien planchadas. En este “Boletín” conté la historia de “Rosita la soltera”, una mujer de La Habana vieja que recopilaba los libros de las personas que habían muerto y que tomaba “sopa de flores” para sostenerse de manera lamentable. Aquella historia le conmovió a Carlos Luis que luego, a su vez, relató con mejor estilo. Hoy, tanto él como Rosita y los libros de antiguo, son leyenda del pretérito perfecto y bien que lo siento.

Nos deja huérfanos y europeos, por fortuna en una sociedad más libre de la que él conoció en sus principios como cronista. Le avalan sus premios y su trayectoria. Y lo que es mejor: el recuerdo feliz de sus amigos.

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Muslos de pollo

agosto 15th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A la espera de una ley física que dé paso a una hipótesis sostenible, nadie sabe cómo pero cuando dos personas se paran ante un puesto del mercado ya se monta una cola, aglomeración humana que está en función de lo absurdo del producto a despachar. Y uno no está del todo de vacaciones hasta que no ha sudado en una cola de súper, hiper, mercado de barrio, mercadillo medieval, chiringuito o tenderete con helados de turrón. Los famosos inauguran verano con un chapuzón ombliguero pero el personal corriente, el de apartamento patera a compartir con familia política, si no se carga de bolsas de plástico obtenidas en colas, no disfruta en plenitud.
Llegado el ecuador de agosto (puente virginal en el que se está obligado a la vacación por narices), quien más quien menos se ha chupado unas colas de híper con denominación de origen. En una incursión de antropología en chanclas he observado que el producto estrella es el muslo de pollo (no es nada científico, pero tampoco nadie le pidió explicaciones a Newton cuando compraba manzanas). Los vacacionistas del Mediterráneo adquieren inconmensurables cantidades de muslos de pollo que de manera natural aplaca las iras gástricas de la unidad familiar. El muslo de pollo apilado en bandejas de corcho blanco tiene algo de festín erótico de pobre, resultan un catálogo de prótesis para bailarinas jubiladas: tobillo fino y carne torneada en la opulencia. Si los pollos llevaran tacones las revistas de aves se venderían junto a las porno.

Parecerá un absurdo: la cola ante la pollería es la última moda, lo que se lleva. Y, aunque pasen los minutos en una espera insoportable de calor, moscas y empujones (ojo con los rozamientos en traje de baño), uno sabe que obtiene un trofeo práctico. Otros hicieron una cola tremebunda para ver a los Stones en Valladolid y se quedaron con el papel en la mano, huérfanos de la descarga del rock and roll porque Mick Jagger cogió una afonía de monje lector. La tos seca producto de una corriente inoportuna es fatal, quién sabe si también ha intervenido la edad provecta del eterno chico malo. Los Stones nunca hubieran triunfado en la época del cine mudo; hace falta que sus canciones te muevan con meneíllo sísmico musical.

Fue la única cola altruista del verano, hecha por simpatía por el demonio, porque si se hubieran fijado en los muslos de Jagger, o de Richards, no les hubiera merecido la pena.

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