Una castaña

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Ya que el libro camina por su cuarta edición, ¡en una semana!, (y que no podemos fastidiar su proyección comercial con un mal comentario), es hora de decir lo que se piensa. Gallardón ha dicho que no lo ha leído, aunque no fue a la presentación para que otros no se lo leyeran. Aguirre ha pedido perdón por el desliz donde aseguraba que no llegaba a fin de mes. Rajoy sí estuvo en el Hotel Intercontinental para presentarlo y tuvo que hacer de equilibrista del alambre para no quedar mal.

Hora es de hablar del libro y decir, sin rubor alguno, que es malo de solemnidad, inacabado, mal hilvanado, chapucero, tramposo, falso en muchos extremos y redactado desde la esquina del absurdo. Es el libro de cómo no hay que hacer una biografía: delatando fuentes, incluyendo comentarios picantes, echando sal gruesa a heridas antiguas. Más que un índice onomástico, la autora debería haber incluido un catálogo de agravios por orden alfabético.

Reconoce Virginia Drake que escribió a matacaballo en menos tiempo del que se tenía previsto, dando a entender que la biografiada prefirió publicarlo antes de Navidad, (cuando las encuestas eran favorables), que después de las elecciones, por si acaso.

La mayor parte de los detalles de la biografía de Aguirre son prescindibles, no se ahonda en su ideología y sí, en cambio, uno se pregunta si era necesario saber que juega al póker con un empresario de pareja, o si tiene importancia saber que dice tacos. Como diría un castizo: ?una castaña?.

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