Un campo de golf que no es de golf

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Sinécdoque: definir el todo por la parte. Esto es: decir que la reforma de Islas Filipinas que ha acometido el gobierno regional es para crear un campo de golf urbano. Negación, que no, que nos hemos equivocado. En realidad Esperanza Aguirre le ha puesto a Constantino Mediavilla un mini campo para que cuando tenga mono pueda tirar unas bolas. Otra sinécdoque sería: crean un campo para jugar en bolas. Error, negación. No es exacto aunque también hayan puesto una petanca.

Hasta ahí la versión oficial pero no me negarán que tendría más encanto admitir que es el primer campo de golf de los cientos que piensan colocar en Madrid. En realidad vivir en un edificio rodeado de campos de golf es mucho más agradable que vivir entre malos humos y cemento. Pero el golf tiene mala prensa cuando en realidad es un deporte que fomenta el aire libre, la vida sana, la cadera sabrosona y acerca a las personas, (la petanca no tanto, no sabe el gobierno regional la que se puede liar en una partida de petanca; ahí he visto más broncas que en el fondo sur del Bernabéu).

Así que no hay motivo para la trifulca ni para la ira vecinal. Hay unos hoyos, pero muy chicos, ni siquiera cabe una canica, ¡eh! Es un campo degustación? ¿está bien definido así? Por lo tanto no es verdad el bulo que corre diciendo que luego pondrán una pista para jugar al polo, ni unas curvas para hacer un rallye.

Una cosa son las leyendas urbanas y otra la realidad, ¿Qué parece un campo de golf?, nada, puro espejismo. En realidad lo han hecho para que puedan presumir de barrio. Y, evidentemente, para que Constantino Mediavilla pueda hacer una demostración de cómo dominar un deporte del que Luis del Olmo pensó, en su día, escribir un libro. Le quería poner: ?el golf y la madre que lo parió?, dada la complejidad de su juego.

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