Buenos días, señora jefa de Gabinete

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Esto del periodismo es un oficio de locos: anoche estaba Isabel Longhi en la redacción y hoy por la mañana le tengo que llamar ilustrísima señora y preguntar por ella en la calle de Ferraz. Miguel Sebastián ha decidido empezar el cambio en Madrid levantándonos a nuestra compañera, nombrándola jefa de Gabinete del candidato. Una OPA en toda regla que como se puede imaginar no voy a dejar que quede así; no al menos sin dedicarle estas líneas. Longhi siempre ha sido muy aristócrata, sólo le faltaba el cargo y es posible que se haya decidido porque ahora que va a tener despacho para ella sola quizá podrá echarse un pitillito sin darle cuentas a nadie. A Isa le gusta lo que le pone de los nervios a la ministra de Sanidad: el tabaco, el vino y todo aquello que se debe hacer sin moderación.

Decía Chesterton que el periodismo es un oficio excelente con tal de dejarlo a tiempo, que era casi un adelanto de anuncio del cupón, pero no veo a Longhi haciendo otra cosa aunque se vista de la púrpura del cargo. Miguel Sebastián la ha fichado (con gran acierto), pero no sabe que le va a hacer más preguntas que ofrecer respuestas: es su condición de periodista. Ahora entiendo cuando me llamó a pie de escalerilla de avión (es una metáfora absurda, ya no hay escalerillas sino pasillos enormes en la T4), me dijo que se iba a México y que a la vuelta me contaría. No entendí esa pasión repentina por las rancheras, pero ahora me doy cuenta de que no hay nada como coger carrerilla y marcar distancias para tomar decisiones. Longhi es muy de mariachi y guitarrón, muy de verdad, muy Chavela Vargas de la Latina, mucho Madrid en su cabeza de rizos alterados. Y muy buena gente, aclaremos.

Sebastián debe saber que otra de las virtudes que le acompañan es su vehemencia manifiesta: no se calla ni debajo del agua. En más de una ocasión, el jefe de M2, Fernando Bermejo, zanjaba el tema con una frase histórica en el periodismo: «¡Nosotros no concursamos!». O lo que es lo mismo, estamos para contar hechos y no para contagiar las páginas de virus.

Te voy a echar de menos, han sido unos cuantos años de compartir entrevistas en la contra de M2 y algunas cenas de grupo que siempre se tenían que hacer en un restaurante cerca de tu casa, ¡tendrás morro, tía!, ahora te lo digo. Hoy me siento como Gregory Peck cuando tenía que hacer la reverencia a Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma, junto al resto de corresponsales que hacían fila, entre ellos «Cortés Cabanillas, de Abc». Y tú al lado de Sebastián y Zapatero planteando la batalla de Madrid. Aquí tus compañeros en la otra vida te mandamos un beso y buena suerte. Yo personalmente a Sebastián no se lo perdono, ¡mira que dejarme sin tu risa! Será que yo te vi primero, pero él te vio mejor.

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