La España republicana

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Leo en La Gaceta que los Reyes no asistirán al IV Congreso Mundial del Jamón y enseguida me surge la coletilla de ?ellos se lo pierden?. España podrá ser republicana o monárquica, podrá cambiar el curso de sus ríos y de su historia, pero jamás dejará de ser un país de vino, jamón y poetas. Ignoro si el pueblo español seguirá dando su confianza a los Reyes, (de su comportamiento dependerá), pero sí tengo claro que nunca abandonaremos el buen camino del jamón. Otros pueblos tienen otras tradiciones, aunque personalmente prefiero ser español y ?come jamón? antes que nórdico catador de arenques o chino experto en pirotécnica. Del cerdo salen unos productos que rozan el virtuosismo, ente ellos el chorizo del que ya decía Tono que era el mejor amigo del hombre cuando se presentaba dentro de un bocadillo, ?porque cuando tienes hambre, ¿para qué quieres un perro??.
Si les preguntáramos a algunas personas qué día fue ayer responderían que naturalmente sábado, dejando el aniversario de la proclamación de la II República para la inmensa minoría. Hasta TVE recordó la fecha para comentar, ¡el hundimiento del Titanic!, un barco muy ligado a nuestro sentir. Así que hasta que Leonardo di Caprio no haga el papel de Manuel Azaña aquí no tomaremos conciencia de lo que fue la II República. Tristeza histórica es la ausencia de memoria. Uno de nuestros periodos políticos más interesantes, aún con sus contradicciones, pasa sin pena ni gloria para el español de hoy. La República no fue un sistema perfecto, de hecho no fue capaz de escuchar la reacción en contra hasta que no la tuvo enfrente y armada. Quizá por su especial significación en la historia de España el 14 de abril se habría merecido otro reconocimiento.
Coincidiendo con la fecha, el PCE ha recordado una de sus viejas propuestas, aunque algunos creen que se trata de una nueva aportación: que se haga un referéndum sobre la monarquía. La iniciativa llega en un momento de aniversario de legalización de los comunistas españoles y hasta es posible que con la idea de tocarle las narices a Llamazares e iniciar una escisión de Izquierda Unida que permita al PCE retomar su autonomía. Lo que pasa es que para recuperar al PCE hay que sumergirse más profundo que para coger un plato del Titanic, la formación camina por un estrecho pasillo de reforma o muerte. Un histórico dirigente comunista me planteaba que las herramientas son prescindibles; se refería a la hoz y al martillo, y que a él le preocupan más otras cosas que aferrarse al pasado.
Y la república no es una idea de la izquierda, ni mucho menos, también hay políticos de la derecha que la ansían. Incluso en una exposición en Madrid sobre el trabajo de los corresponsales extranjeros en la Guerra Civil, recogía una entrevista a Franco recién nombrado generalísimo, en la que se manifestaba partidario de la república.
Entre las preocupaciones de los españoles no está la de mandar al paro a Juan Carlos de Borbón, pero la idea está ahí y se comenta.

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