Manual de veraneo

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hasta que se pone el sol en Doñana pasa mucho día, por lo tanto a Zapatero le da tiempo a sentirse como Felipe II mientras piensa en la extensión mundial de sus ideas y la anexión pacífica con Portugal que vaticina Saramago. Rajoy dice que su hijo le gana con la videoconsola, así que Zapatero tiene que buscarse otra actividad menos previsible. Si el jefe de la oposición disfruta escogorciando marcianitos, el presidente está obligado a ofrecer un aspecto más intelectual.
No extrañaría que Zapatero leyera con entusiasmo el libro de moda en el Reino Unido, traducido aquí como El libro peligroso de los chicos, un manual para la supervivencia veraniega con ideas de toda la vida y sin necesidad de buscar pilas triple A. En el libro de Hal Iggulden se dan consejos para ser feliz un verano: cómo construir una casa en un árbol, cómo hacer un arco y unas flechas. Pero lo que más le debería interesar al presidente son las instrucciones para fabricar una catapulta partiendo de unos elementales planos. Con un buen madero y una cuerda tensa uno puede colarse allá dónde quiera sin necesidad de llamar a la puerta. La catapulta también elimina a esos incómodos compañeros de partido a los que les da por pensar y pactar, por su cuenta. Se le manda a Blanco que corte la cuerda, uno mira para otro lado (por ejemplo a Parla), y allá que se va a hacer puñetas el acuerdo de gobernabilidad en Navarra. Una buena catapulta en política hace más que una guillotina en una revolución porque te apaña los malos resultados y desplaza los problemas cientos de metros. De ahí la importancia del bricolaje de la gobernabilidad que se incluye bajo el noble aspecto de un manual para adolescentes inquietos. Zapatero nunca ha abandonado esa condición de zangolotino alumno de unos reverendos padres de León.

Además, aquel que no se desespere al hacer los cinco nudos básicos de los marineros, o el que no aprenda a construir una brújula con un imán, vaya porquería de vacaciones que ha pasado. Así que Zapatero junto a Sonsoles y las niñas tiene la oportunidad de vivir un verano tradicional, español, creativo y memorable. ¡Menudas tardes hemos pasado con un tirachinas de aquellos que te saltaba la goma en el ojo! Desde que se inventaron los videojuegos, las lagartijas caminan más tranquilas.

Luego dirá que ha leído novela histórica alemana del XIX, pero desde el sábado que fue su cumpleaños, todo es alborozo y alegría experimental entorno a este libro. Se siente el Leonardo de las marismas. Y todo con estas manitas y con mis abalorios.

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