Especulación con espuma

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Mientras el IPC se dispara por culpa de la cebolla, de espaldas a la crisis con Venezuela y ajeno a cualquier muestra de sensibilidad como pueda ser la exposición del Toro de Osborne en el Museo Thyssen, la especulación avanza. Y como ya no tiene mucho terreno en la tierra, ahora los constructores han aprendido a nadar como las gallinas de Jericó.
En Valencia proyectan construir un barrio sobre las olas, una gran ciudad al estilo de la horterada de las Palmeras en Dubai, pero en plan fallero y vertical. De aprobarse esta megalomanía elevado a la Barberá potencia? aquellas casas que antes daban al puerto, ahora darán a unos bloques gigantes que romperán el paisaje. Un revisionismo exagerado nos llevaría a repintar los cuadros de Soroya hasta situar un mastodonte de hormigón al fondo de las sombrillas tumbadas por el viento.
La especulación no tiene límite y es capaz de inventarse cada día. No sería extraño ver pisos construidos sobre otros pisos, como en ?Blade Runner?, y los coches circulando por las azoteas en un nudo imposible de desatar.
Asistimos a los efectos de aprovechar que llega la Fórmula 1; más de uno pretende cargar sus bolsillos con este nuevo síndrome del Naranjito, esta vez muy bien aprovechado y no como en el 82 cuando apenas se vendieron toallas con ese símbolo.
El pillo no tiene límite a su capacidad de creación, seguro que han proyectado una avenida hasta llegar a Palma. Si desecamos el mediterráneo tenemos suelo urbanizable para los próximos veinte siglos.

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