Los cuartos de final

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Rajoy estaba muy preocupado, no se quería cruzar con Rato en el sorteo de marzo. Ya sólo le queda saber si le toca en el mismo grupo con Gallardón y Acebes, una vez que Esperanza Aguirre ha decidido no jugar el próximo torneo nacional y se reserva para una próxima ocasión cuando estalle la crisis en el vestuario popular. Rato ha aplicado a la política aquello que decía Chesterton del periodismo, que era un gran oficio con tal de dejarlo a tiempo, y él lo ha comprendido mejor que nadie sabedor de que la banca gana en todas las ocasiones, (de hecho a Hugo Chávez le empezó a ir mal cuando se metió con Botín, ahí comprendió lo que significa el por qué no te callas). Cada uno dibuja en la pizarra sus movimientos como mejor sabe pero mientras que en el PSOE se hartan de hacer fichajes en el mercado de invierno, Bono ha sido el más llamativo, en el PP aguardan que pase el tiempo con la estrategia de la tortuga: sangre fría, movimientos lentos y sacar la cabeza sólo lo justo. Tanta prudencia desorienta, más que en la fe de la victoria están instalados en la incógnita del empate y en el pánico escénico de la mirada positiva. Jose María García acuñó la máxima de ?equipo que perdona, equipo que pierde?; que es la actualización del latinajo que decía que la fortuna ayuda a los audaces. Los del PP cuando salen de la ducha y toman bebidas isotónicas comentan sus dudas, muchos temen que no pasarán de cuartos. Y tampoco es que Zapatero sea Beckbenbauer pero tiene otro aire con el balón, su equipo juega con más desparpajo, aunque tienen suerte de que no le señalen las faltas que comete Rubalcaba con el diccionario en la mano, (encuentro casual por atentado, o decir que ZP no va a la concentración no sea que le griten). Los cruces favorecen al PSOE en este momento: Solbes en el centro del campo y Bono como delantero aseguran unas tardes épicas y de gran emoción. Tienen casi todo para ser un buen equipo, hasta le chillan en el fondo sur unos nostálgicos del yugo y la flecha, esos que increparon a Zerolo de manera indecente en Madrid. Le tiraban palabras a la cabeza como a Figo le lanzaron una cabeza de cerdo. En este momento de la competición Zapatero sólo debe temer los goles en propia puerta y cuidar de los que han sido sus socios, pero de un tiempo a esta parte estorban más que juegan. Mantener a Magdalena Álvarez en la portería es una locura, tanto como cuando Javier Clemente sacó a Molina como jugador de campo. La ministra de Fomento bajo los palos es un monumento al escalofrío, la semana pasada se salvó porque Calomarde y otros dos lanzaron a la grada a posta, y eso que ella llegó tarde dejando el hueco libre para que los portavoces parlamentarios reventaran la red a balonazos. Antes los equipos viajaban con el capellán, ahora con unos gurús del cambio climático y de los programas electorales. Pero en el fondo la competición sigue siendo la misma, si marcas un gol más ganas.

Compartir:

Etiquetas: ,

Deja una respuesta

*