La insolencia de Esperanza Aguirre

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

¡Cómo estarán los ánimos políticos que la primera pregunta que le hicieron a Esperanza Aguirre fue por José Tomás! Era una cuestión obligada en un almuerzo que fue el aperitivo de la Feria de San Isidro.

Si Zola ideó el ?yo acuso?, Esperanza Aguirre se apunta al ?yo no me resigno? que es una manera de levantar el dedo y antes en soledad que en silencio. Aguirre le ha hecho un quite taurino a Mariano Rajoy que ahora verá cómo afronta la lidia del toro; ella se lo ha pasado muy cerca y con gran valentía. Los que estaban presentes cuentan que la cara de Rajoy era un poema, la cara del torero que hace por primera vez el paseíllo en Las Ventas.

La distribución de compromisarios para presentarse al Congreso del PP de junio hace imposible que siquiera Aguirre presente su candidatura. Pero lo que pronunció en el Casino de la calle Alcalá era una propuesta de futuro sacada, ¡paradójicamente!, de un discurso que hizo hace veinticuatro años cuando era concejal en Madrid.

Según la presidenta de Madrid el PP ha perdido la identidad de liberal y ha dejado de apostar por la renovación. Y en esa guerra de achicar espacios el PSOE les ha ganado por el lado de la modernidad, la simpatía y la defensa de los derechos sociales. La presidenta de Madrid puso el ejemplo del matrimonio homosexual, y en aquellas mesas estaba la ?nada partidaria? concejala Ana Botella que llegó a comparar a los homosexuales con las peras y las manzanas.

Aguirre es la única dirigente del Partido Popular que se ha atrevido a decir que el Rey va desnudo. Su gesto es oportuno y osado, de ahí lo del quite por chicuelinas que le ha hecho al jefe Rajoy. Su discurso puede que esté condenado hoy ante el aparato del partido, pero tiene una enorme carga de futuro. Fue toda una insolencia en sede oficial. Afortunadamente el menú era ligero para evitar indigestiones en las filas ?rajoistas?.

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