Lamela al agua

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En estos tiempos de piscinas ocurre que algunos por culpa de un impulso desmesurado no llegan al final del trampolín, caen de espaldas y luego se van al agua en descompuesta figura que termina en humillante ?barrigazo? con pérdida del traje de baño. Pues en la política pasa igual: Manuel Lamela hace una semana se las prometía flamante secretario general del PP y se ha caído del trampolín de la piscina de Aguirre, (tenía que haber repasado la tabla pero le pudo esa manera de caminar sin querer reconocer que hay suelo). Lamela y Prada son los talentos que Madrid aporta a la nueva ejecutiva de Rajoy con la que espera alcanzar el centro antes de que la tierra se vuelva a congelar y los dinosaurios regresen a comer hierba en la M-30. Los que se preguntaban con qué rima Esperanza Aguirre ya han encontrado alguna explicación métrica con la que entender el presente político. Con la excusa de la reducción presupuestaria Aguirre ha soltado lastre y se lo ha colado a Rajoy, (si quería un consejo: toma dos consejeros y un abanico por si el calor aprieta, Mariano).
La salida de Lamela y Prada ha sorprendido mucho a Rajoy, tanto que cuando le preguntaron por ellos se puso a hablar de fútbol de manera compulsiva; efectivamente les habían cogido en fuera de juego y de ahí la amable invitación a que salieran por la puerta lo más urgentemente posible. El caso de Lamela es curioso, allá dónde estuvo dejó huella indeleble de su presencia: crisis del lino, vacas locas, asunto doctor Montes y una prolongada huelga de limpieza en el metro de Madrid. Y si Lamela se cayó del trampolín de la ambición, a Alfredo Prada le ha perdido el ayer ?joseantoniano?, (en su día Gallardón tuvo que echar un paso atrás cuando ya tenía firmado el cargo de viceconsejero de Presidencia, alguien recordó el pasado camisa azul de Prada y su presencia en los mítines de Fuerza Nueva, en León). Lo de la camisa azul se oculta muy mal, y en todo caso de cantar el ?cara al Sol? siempre queda un bronceado muy extraño que no se puede disimular con cremas democráticas. Prada como no encontraba otra camisa que no fuera en ese tono, prefirió no acudir a la despedida en la Puerta del Sol, allí donde Lamela anduvo en corrillos con cara de suspensión de pagos.
En otros tiempos a los ministros se les enviaba un motorista a casa; cuando el portero escuchaba el tono grave del tubo de escape de la ?Sanglas? avisaba al señorito para que se pusiera el batín de cesante y le adelantaba el pésame político. Los modos han cambiado y Aguirre les invita a la piscina de la Puerta del Sol para que suban por el trampolín siguiendo la doctrina Aznar de que cuánto más sube el mono al árbol más se le ve el ?código de barras?, y mejor se le reconoce su condición. Lo importante, como dice Rajoy, es apoyar el proyecto común del partido, ya esté uno en clave de consejero o en traje de baño.

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