Pasarela Asamblea de Madrid

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hay tradiciones en la Asamblea de Madrid que se repiten de año en año sin que nadie sepa por qué. Por ejemplo, los dirigentes regionales de UGT y de CCOO, José Ricardo Martínez y Javier López siempre entran juntos, son los “Fernández y Fernández” de los plenos. Otra tradición es que compartan asiento Arturo Fernández y Salvador Santos Campano, (presidentes de empresarios y de la Cámara de Comercio), ambos unidos en estrecha hermandad dada su categoría de supervivientes del combate de la playa de Bombay. También es tradición que el alcalde de Madrid se siente en el mismo lugar en la tribuna de invitados pero ayer no fue porque tenía un acto de reivindicación indígena, en su puesto acudió Ángel Pérez, (“me ha dicho Gallardón que le represente, pues me sentaré y pondré cara de que me aburro como hace él”). Eso fue hasta que llegó la delegada Ana Botella, algo tarde, y preguntando por dónde se accedía a la tribuna que tiene altura de “gallinero” de antiguo cine de barrio. Más tarde aún llegó Alfredo Prada que se perdió el arranque de la película y se lo tuvo que preguntar a López Viejo al que tenía al lado.
La Asamblea de Vallecas tiene más de catedral civil que de cámara de los lores pero se han asentado tradiciones no escritas, por eso quedó vacío el lugar de Gallardón. Misterios del protocolo. Tomás Gómez siguió el discurso de Aguirre en nube reflexiva sólo superado en concentración por el más zen de todos que es Álvarez del Manzano, capaz de aguantar hora y media sin cambiar de postura, algo reservado sólo para los más expertos gurús de la meditación. Por su parte Fermín Lucas ocupaba asiento lateral, un lugar más discreto, quizá porque Fermín tiene callo en eso de las pasarelas dada su dilatada experiencia en IFEMA.
La pasada legislatura se cerró con continuas llamadas al orden por parte de la presidenta de la cámara, pero ayer Elvira Rodríguez no tuvo que regañar a nadie porque se le cayera el agua sobre la mesa y jorobara el sistema electrónico de votación. La oposición asistió atenta pero muy callada, noticia. Será que el telepronter de Aguirre los dejó desconcertados, a fin de cuentas aparatos así sólo los utiliza Obama.
Además de la delegada del Gobierno, Amparo Valcarce, acudió el Defensor del Menor, Arturo Canalda, pero sin Belén Esteban que se la tiene jurada por haber mentado a su “Andreíta-cómete-el-pollo”. Borja Sarasola, secretario territorial del PP, muy callado como si le hubieran congelado algo más que el sueldo, frío que se contagió a Lucia Figar que llevaba el primer fular de la temporada. David Lucas sonreía a lo Kennedy en los pasillos, Pedro Zerolo miraba con la curiosidad de los que van poco por allí. Estaba también Enrique Barón, jefe de seguridad de la Comunidad de Madrid, pero resulta difícil ubicarlo en la tribuna dada su categoría de experto en espionajes varios.
El último en marcharse fue Javier López, de CCOO, pero iba hablando por teléfono, seguro que llamaba a José Ricardo Martínez que le estaría esperando en la puerta para tomar unas cañas.

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