Pelea de gallos

(Publicado en cabeceras de Vocento, el martes 24 de enero, 2012)

La imagen del “Costa Concordia” varado en una playa nos indica que cuándo hay una vía de agua lo prudente es luchar por taparla. Eso vale para capitanes intrépidos y para ministros de reciente cuño.
A Rajoy no le gana nadie en prudencia, ni en discreción. Lleva muy a gala tomar las decisiones en secreto y tan mal no le ha ido cuándo ha alcanzado la presidencia del Gobierno por méritos propios, (y contra el parecer de alguno de los suyos que estaban dispuestos a prejubilarlo antes de tiempo). Pero esa virtud de Rajoy se vuelve perverso argumento cuándo se trata de tomar decisiones económicas que son muy sensibles. El presidente optó por no tener a un vicepresidente económico y ser él quién se ocupara de los números como el mariscal de campo que decide cargar contra el enemigo en lugar de quedarse en el puesto de mando con unos gemelos. Pero el silencio de Rajoy ya nos ha dado varios sustos económicos, entre ellos las discrepancias entre Luis de Guindos y Cristóbal Montoro; cada uno ha manifestado su parecer y no siempre han coincidido. Y ya se sabe que no hay nada peor para avivar una llama que soplar sobre ella con intención de apagarla. Las diferencias entre de Guindos y Montoro prometen desbancar a las célebres apariciones del dúo “Sacapuntas” en televisión.
La situación económica es muy delicada, el FMI nos ha puesto a jugar con Italia que es un país con notables problemas. El Gobierno ha heredado unas malas cuentas y le corresponde la gestión en varias bandas: luchar para salir de la crisis, recortar el déficit para cumplir con los objetivos, contentar a la señora Merkel y hacer un planteamiento de futuro que será muy diferente a lo que estamos viviendo ahora, sin duda. Nunca fuimos ricos pero sí es verdad que llegamos a creérnoslo, y llega el momento de estrenar la película: “No es país para AVES”, una versión a lo Berlanga de lo que han sido los años del ladrillo, el pelotazo y los recursos ilimitados.
El silencio de Rajoy no lo pueden interpretar los mercados como dejación de funciones, ni puede dar paso a una pelea entre dos ministros que tienen cada uno una visión muy diferente de cómo reactivar la economía. Ojalá nuestro problema fuera tener que elegir entre dos soluciones cuándo ni siquiera tenemos claro que haya una. Y el Banco de España hablando de una profunda recesión para dar ánimos
Lo que dice el FMI es que aquí se han hecho las cosas “a lo Berlusconi”, creyendo que lo público no era de nadie. Hemos llegado a un punto en el que alguien tiene que asumir las decisiones aunque ellas supongan un riesgo. La grandeza de los políticos que valen está en anteponer el interés general a los votos por mucho que cueste, por mucho que duela abrir la boca.

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