El obelisco varado

(Publicado en ABC, jueves 26 de enero, 2012)

La crisis a todas partes llega, también al arte urbano. Calatrava diseñó un obelisco dotado de movimiento y el delegado de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid dice que menos “meneíllos” porque salen muy caros y están las arcas para pocos sustos. El resultado es que el obelisco deja de girar lo cuál afecta a la idea inicial del artista. Esto es como si a Velázquez se le pide que pinte menos lanzas en “La Rendición de Breda”, o a Leonardo se le insta a que elimine comensales de la Santa Cena. La obra es un todo completo en el que se incluyen también sus inconvenientes.
Se da la curiosa circunstancia de que el responsable de Las Artes trabajó con Calatrava en su estudio de arquitectura, luego conocía bien el paño pero ahora se ha dado cuenta de lo que cuesta mantenerlo. Al escuchar la propuesta de Fernando Villalonga otras obras escultóricas de la capital han entrado en pánico escénico, Cibeles sospecha que le recorten el chorro de agua, o le supriman a un león, y Neptuno que le cambien el carro por un monopatín. Esperemos que la cosa no llegue a divorciar al oso del madroño que siempre fueron pareja estable. Es la crisis, amigo.
En adelante veremos el obelisco varado de Calatrava en Plaza de Castilla, y nos iremos acostumbrando a que no girará como antes. Será el monumento a los tiempos en los que nos creímos ricos, giratorios e impunes. Se marchó Gallardón pero dejó como herencia envenenada una escultura cara de mantener; eso se sabía, lo que no se sospechaba es que algún día habría que mandar que se detuviera. Las veletas siempre fueron más económicas y giran agradecidas apenas sople el viento.

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