El ladrón iluminado

(“COLPISA/VOCENTO“, 10 de julio 2012)

Las pesquisas policiales apuntan a que el ladrón del Códice fuera, además, un raterillo de sacristía en toda condición. Hallar una maleta con seiscientos mil euros podría avalar la tesis de que durante dos lustros sustrajo cepillos, cirios, santos y libros. El electricista era un tipo constante que había optado por el hurto en la catedral de manera continuada, casi con dedicación exclusiva y sin importarle que le cogieran porque esa posibilidad no entraba en sus planes. Nunca le habrían enganchado si no hubiera robado el Códice Calixtino, la maleta con los euros no habría aparecido y él en su condición de electricista jubilado habría llevado lo que se conoce por “una vida corriente” pagando en negro lo que era de Dios. En cambio le pudo la avaricia y según algunos un afán de venganza por algo que aún no conocemos.
En paralelo a lo que pueda cantar este iluminado personaje está lo que aporte el deán presuntamente inmerso en un delito de falta de custodia. Este hombre debía estar tan preocupado por hacer anotaciones con su bolígrafo en el Códice como para no darse cuenta de que el electricista le robaba en su cara, su manera de no enterarse de nada es bastante sospechosa. Ya sea dejación o contubernio el papel del deán queda en mal lugar y es para preguntarse cuántos deanes y sacristanes hay por España que faltan a su deber de dar protección al patrimonio artístico. Si hay hurtos es porque existe una demanda en el mercado negro de obras de arte sacro y esa demanda se alimenta de tipos sin escrúpulos que malvenden lo robado.
No se han atrevido a descolgar el botafumeiro porque sustituirlo por un yo-yó gigante habría cantado mucho, pero de ahí para abajo el iluminado personaje parece que no ha tenido muchos problemas para actuar. Tengamos por seguro que no ha trabajado solo y que en algún momento aparecerán cómplices y encubridores que ilustren la trama como secundarios de lujo, (lo del “lujo” es aposta porque me temo que estos repartían el botín en la tierra por si acaso luego no tenían recompensa en el cielo). De momento sólo está acusado el chispas, su nivel de horterada en sangre era bastante elevado puesto que mantuvo al Códice en una ruin bolsa de plástico en un trastero. Para robar arte con “arte” hay que ser Erik el Belga o te quedas en Dioni de sacristía.
El único que ha sabido sacarle partido a la situación es el presidente del Gobierno que se apuntó a la devolución de la obra como se apunta a un palco de fútbol. Caso de confirmarse que el electricista tenga otros objetos y más dinero en su poder, Rajoy habría encontrado un filón para volver los fines de semana a Santiago a entregar las piezas de un coleccionable que han robado por fascículos.

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