Operación Trastorno

(COLPISA/VOCENTO, 21 de agosto, 2012)

Nos decía un viejo catedrático de Derecho que “los plazos se cumplen”, recomendación que valía para aquellos que firmaban un contrato de vencimiento en la lejanía y luego se les venía el calendario encima porque habían sido incapaces de cumplir con su parte. Este final de agosto a la tradicional Operación Retorno que organiza todos los años la DGT se unirá la Operación Trastorno del españolito medio que se va a encontrar con la letra pequeña de lo que el Gobierno ha acordado para el rescate, “suave” decía Ana Botella, y “en ningún caso” dice cuándo se le pregunta De Guindos.
Entre los trastornos que nos aguardan está la subida del IVA que va a cambiar de manera radical nuestros hábitos de consumo, sobre todo los “entusiasmos de consumo” porque la subida del IVA va a terminar de frenar aquellos sectores que ya iban lentos, por ejemplo el automóvil. Y va a encarecer productos de primera necesidad a causa del transporte porque dependemos de la gasolina. Trastorno será también que los niños paguen por el Tupper en el colegio, (recuerda el chiste de Gila cuándo llamaba por teléfono al director que le cobraba por “desgaste del patio” y él respondía: “yo le puedo cobrar también por desgaste del chaval, ¿o es que mi niño no se desgasta en el patio?”). En septiembre un amplio catálogo de medicinas a las que no pocos enfermos están acostumbrados saldrán de la Seguridad Social y, a partir de ese momento, tocará pagarlas como si fueran objetos de lujo.
A su vez el Gobierno, en este caso Soluciones Montoro SL, tiene que recoger las peticiones de las autonomías que quieren acudir al fondo de rescate. Y De Guindos tendrá que admitir que Europa nos ha puesto una letra pequeña y que su cumplimiento va a exigir nuevos recortes y mayores sacrificios que han de ser bastante horrendos porque no se atreven ni a citarlos. Sabremos también cuál fue el secreto de la llamada de Obama y qué condiciones plantea la señora Merkel.
Así como las glaciaciones se sucedieron unas a otras y las especies mutaron, sucumbieron o triunfaron según el caso, los españoles en una sola generación vamos a conocer el copago, el repago y la repanocha sanitaria y educativa al tiempo que presenciamos cómo el Estado es incapaz de ponerse a dieta. Quizá Rajoy haya podido reflexionar acerca de todo esto en su retiro en Doñana, parece que en “Las Marismillas” ha encontrado un punto zen que desconocíamos.
Por todo lo que se avecina tal vez en este momento lo más revolucionario sea pedir una caña en un chiringuito, en este caso sería “vivir para olvidar”, y saborear la espuma antes de que nos llegue la ola del trastorno con todas sus consecuencias entre ellas borrar las huellas del pasado con tijeras de podar.

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