Pequeños fallos técnicos

(“COLPISA/VOCENTO“, 18 de septiembre. 2012)

Siempre ha asombrado que un aparato tan pesado como un avión sea capaz de despegar con extraña suavidad, ahí está el mérito de la ingeniería aeroespacial. Pero lo que no sabíamos es que hay compañías aéreas que del aterrizaje hacen una aventura cotidiana que convierte al pasajero en Frank de la Jungla II. El sindicato de pilotos cree que Ryanair juega al límite y la compañía se defiende argumentando “pequeños fallos técnicos”. Podemos estar de acuerdo con el final de la frase pero en cuánto a lo de “pequeños” es bastante relativo; lo son si no le afectan a uno directamente porque a los pasajeros que han tenido que aterrizar por causas de fuerza mayor no creo que la experiencia les suponga poca cosa.
Las desventuras protagonizadas por esta compañía recuerda lo de aquel joven periodista que escribió el suicidio de un hombre “que cayó a un foso de veinte metros de altura”, y el redactor jefe le corrigió: “serán veinte metros de profundidad”. Y el joven reportero alegó en su defensa: “jefe, yo escribo desde el punto de vista del suicida”. Pues algunas compañías aéreas de coste reducido se han posicionado desde el punto de vista del error continuo cuándo deberían situarse a favor de un viaje agradable y ausente de emociones fuertes porque bastante mal rollo da el avión a un amplio porcentaje como para decorar el vuelo con despresurización de la cabina y bajada de mascarillas de oxígeno. Como bien recuerda el SEPLA el low-cost no está reñido con la seguridad.
Ahora que la Ministra de Fomento ha prometido poner el foco sobre los trabucaires con alas sería bueno ver en qué momento nuestra legislación se relajó tanto como para permitir ausencia de controles rigurosos. Los pequeños fallos técnicos suenan a explicación de Mourinho, a quitarse el paquete de encima y echarle la culpa al primero que pasaba por allí. Y, como si Mourinho fuera el portavoz de alguna de esas compañías la consecuencia son pasajeros tristes. ¿Será que Cristiano viajó de Lisboa a Madrid en low-cost?, (no parece lo mas probable pero los ricos siempre han hecho cosas muy raras, igual lo tomó como una nueva experiencia).
A veces se nos olvida que una de nuestras fuentes de ingreso más importantes es el turismo y si los viajeros que llegan a España se juegan el tipo antes de pisar la playa entonces es posible que piensen en otros destinos más “normales”. A las quejas del SEPLA se podrían unir la de los empresarios hosteleros por asustar a su parroquia.
Nadie está libre de un fallo mecánico pero lo que no es recomendable es añadir emociones fuertes a los viajes en avión. Sería deseable que hicieran caso a las advertencias de la ministra en lugar de darse al choteo aéreo que tanto nos perjudica.

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