(ABC, miércoles 19 de septiembre 2012)

Prueba del miedo reverencial que le han tenido a Esperanza Aguirre en Génova es que no han dejado pasar veinticuatro horas de la despedida para cuestionar su palabra. Rajoy le prometió a la presidenta que aceptaba a González como sucesor al mando y sin esperar a que se haya borrado el aroma de su colonia del despacho ya lo cuestionan. Pocas veces se ha visto a Génova tan interesada por la salud del PP madrileño, hasta choca la petición de un Congreso por parte de Ana Botella que llegó a la alcaldía por escapada de Gallardón, aquel que deseaba ayudar a Rajoy. De repente ha entrado en Génova el deseo de controlar la puerta del Sol y González se les hace testigo incómodo.
Entre los méritos del equipo Aguirre está el haber armado una estructura territorial de la que no todos pueden presumir, por ejemplo carecen de ella en Andalucía y así les ha ido. Si esa organización funciona ahora bajo el mando de González en calidad de secretario general del partido no hay necesidad de tocarla salvo que se quiera empeorar. De aquí a los próximos días, hasta que lleguemos a la investidura vamos a presenciar un baile de sillas de los que hacen época. Aguirre no designa por capricho: González acumula cargos y tarjetas de visita desde la Plaza de Toros a la presidencia del Canal pasando por aquellas consejerías que se eliminaron y se sumaron a sus funciones: cultura, deportes e interior temporalmente.
Cospedal apoya de momento a González pero Soraya deja caer que el partido toma sus decisiones. Lo que está claro es que “la jefa” como le llaman todavía en Sol, es mucha “jefa”. Delante de ella no se han atrevido pero con González han abierto la cacería que se presenta cruenta con repaso de viejos agravios.

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Etiquetas: Ana Botella, Cospedal, Esperanza Aguirre, Ignacio González, Soraya