Año Homo

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 30 de diciembre, 2012)

Una inocentada aseguraba que el “ecce homo” de Borja se iba a exponer en el Museo del Prado, y creo que coló porque nada simboliza mejor el esperpento del 2012 que el cuadro pintado por Cecilia Giménez. Se cuenta que Picasso ante el estupor que mostró una señora a la que había pintado un retrato cubista le dijo: “madame, yo he hecho mi trabajo ahora su obligación es parecerse al cuadro”. Nosotros ya nos parecemos mucho al retrato de Cecilia porque hay veces en las que se acierta cuando se falla, y en el caso del “ecce homo” se resume en dos brochazos la triste desventura del 2012, cuando el paro creció sin que nadie pudiera dar una respuesta adecuada.
Metidos en el terreno de lo esotérico Fátima Báñez se encomendó a la Virgen del Rocío a la que hubiera nombrado secretaria de Estado pero se quedó con las ganas porque vicepresidencia del Gobierno anunció recortes en los altos cargos, algo que no sucedería nunca por mucho que diga Montoro que el loro ya no cabe por la puerta. En realidad nos hemos dedicado a engordar el loro hasta que el animalito se ha atascado con el colesterol malo y porque no encuentra su momento “fibra” del día.
En este año revuelto el mejor programa de televisión ha sido “Pesadilla en la cocina” del chef Alberto Chicote en La Sexta. Semana tras semana te podías dar cuenta de la decadencia de los chiringuitos en los que te juegas la úlcera al pedir un arroz caldoso. Casi todos los capítulos tenían como denominador común la desidia de los dueños y lo que es peor: la dejadez en la calidad del producto como si la crisis nos hubiera condenado a comer sobras como hacía Tony Leblanc en “Torrente”. Era Rambo el que decía que todo estaba “lleno de Charlies” pues tras ver los programas de Chicote te cuestionas si todo lo que hay detrás de la barra es orégano.
El “ecce homo” aplicado a la economía da como resultado el agujero de Bankia que ha terminado con sus acciones en un top-manta. Con razón tiene la sede social en una de las torres inclinadas de Plaza de Castilla en Madrid. El ángulo con el que proyecta sombra el edificio es señal de los tiempos cenizos en materia económica que vivimos. Por cierto, sin responsables. Salvo el ex presidente de los empresarios, Díaz Ferrán, que ha cumplido setenta años en el trullo aquí nadie mas ha respondido por los agujeros negros de bancos y cajas. Un desastre contable que pagamos entre todos, no lo olvidemos.
El 2012 se puede marchar cuando quiera, no creo que lo echemos en falta. Esperemos que el 2013 no lo haga bueno, al menos que recuperemos la ilusión colectiva hoy reflejada en el espanto del “ecce homo”.

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