La gran traca

(“Las Provincias“, VOCENTO martes 30 de julio 2013)

La expectativa es la distancia entre la ilusión y la realidad cumplida; parece que esta vez sobre Rajoy hay una expectativa sideral, enorme, cósmica. La oposición espera que el jueves el presidente del Gobierno suba a la tribuna del Senado, (la del Congreso está en proceso de chapa y pintura veraniega), se postre de hinojos ante la Cámara y pida perdón por haber conocido a Bárcenas. Para Rubalcaba sería una reedición de la Jura de Santa Gadea. Bien, perfecto, en política cualquier sueño es lícito pero ¿qué pasa si Rajoy trata el asunto de soslayo, evita pronunciar el apellido que se le atraganta y solo hace balance de la economía? Debería Rubalcaba medir la costalada que se puede dar, otra mas, si Rajoy sale del envite frotándose las manos y detrás de él Moragas con la mochila de las vacaciones.
La gran traca sería quedarse esperando a ver cómo se eleva el cohete y al final nada, ni un susto, ni una referencia y encima te quedas con cara de bobo diciendo “¡boom!” que apenas oye el cuello de tu camisa. Rubalcaba entonces tendría que enarbolar el estandarte de protector de doncellas mancilladas e irse al registro para ponerle fecha a la moción de censura aunque por el camino se encuentre a un buen Sancho que le diga que tenga cuidado que no son gigantes si no molinos. Pero llegado a este punto de tensión pirotécnica a Rubalcaba no le detiene ni la caballería polaca; nada, irá se tendrá que lanzar contra el registro del Congreso y cruzar los dedos para no hacerse mucho daño.
La expectación es máxima aunque sea 1 de agosto que es día de Operación Salida, también llamada Operación Huida, sus señorías tendrán los billetes de tren y de avión en el bolsillo y unas ganas locas de poner tierra de por medio. Dicen que el gurú Arriola no quería que Rajoy acudiera a explicar nada pero que ha sido Moragas, el de la mochila, quién lo ha recomendado. El gurú se tapa como los novilleros ante el peligro y deja pasar las andanadas del morlaco de Soto del Real. Ese día tampoco se descarta que Bárcenas tire un poco de estiércol sobre el lomo de Rajoy, por eso Arriola prefiere hacer la estatua.
El asunto Bárcenas se estudiará dentro de poco en las escuelas de negocios como ejemplo de qué pasa cuando no se decide a tiempo en una situación comprometida. La pelota ha engordado pero porque en Génova no fueron capaz de darle una respuesta, aún se recuerda aquello de la indemnización simulada y en diferido, “¿mande?” se escuchó decir en la sala de prensa. Y Rajoy es responsable de haber prolongado en el tiempo una explicación que debía ser mas breve y mas sencilla. Otra cosa es que la oposición quiera que se marque un hara-kiri, va a ser que no. A partir de ese momento Rajoy dirá hola al verano y Rubalcaba tendrá que pedir consejo a los Gremlins de guardia por si a alguno se le ocurre qué responder a la gran traca que resultó muda. Permanezcan atentos a sus pantallas porque todo es posible.

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