Una de miedo

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 11 de agosto 2013)

Están de moda los zombis, Brad Pitt lucha contra ellos en la gran pantalla, son mogollón al cubo, miles, un ejército que trepa escarpados muros, almas en pena encerradas en un cuerpo bastante desagradable. No tenemos bastante con nuestras cotidianas peleas de vecinos como para pensar en ataques de muertos vivientes. A falta de un sociólogo que haga un estudio entre crisis económica y cine catastrofista la cartelera está llena de argumentos de espanto. Igual que hay quién asegura que cuando se pasan las crisis vuelven las minifaldas seguro que se podrá demostrar la relación entre incertidumbre de los mercados y monstruos en la pantalla. Fuera del cine también tenemos criaturas descarnadas pero como las vemos en portada de los periódicos nos asustan menos, el cuerpo se hace a la imagen de la señora Lagarde y no gritamos cuando sabemos de ella.
Zombis nos quieren Lagarde, Oli Rehn y la patronal española a la que le gustaría trasformar los contratos indefinidos por otros de tiempo parcial en caso de que la empresa tuviera dificultades. A veces hasta los mas liberales tienen estos ataques de control férreo de los mercados, será que son liberales cuando hay que repartir beneficio y totalitarios al ver las vacas flacas. Con propuestas de recortes de salario a lo Lagarde y apoyados en contratos a tiempo parcial conseguiremos tener peor aspecto que los zombis contra los que lucha Di Caprio. O dicho de otra manera: los monstruos que aparecen en el cine no son mas que trabajadores a los que se les ha aplicado a fondo la reforma laboral. Fátima Báñez está convencida de que gracias a sus medidas se ha destruido menos empleo pero no es necesario creer a la ministra como dogma, también se pueden plantear votos particulares. Este gobierno exige continuos actos de fe que no todos los ciudadanos están dispuestos a secundar, es como pensar que Margallo va a solucionar en agosto lo que son tres siglos de meteduras de pata a cuenta de Gibraltar.
Mientras Oli Rehn y Lagarde, (tanto “desmonta” uno como el otro), recetan hambre para todos, ellos se suben el sueldo para combatir las penurias. Les debe parecer que predicar con el ejemplo nunca ha traído nada bueno, muy al contrario no hay nada mejor para pensar en los pobres que una suite de gran hotel europeo costeada por los pringados que pagan impuestos; sí, los nuevos zombis que hacen de extras para Lagarde, Rehn, Merkel y mercados financieros.
Cuantas mas ojeras tengan, mejor. Cuanto mas cérea sean sus uñas, la piel mas blanca y el pelo mas de estropajo, mucho mejor. Así posan en grandes murales que decoran la antesala de sus despachos.

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