Deuda y Fortuna

(“OTR“/EUROPA PRESS, miércoles 30 de octubre 2013)

¿No le interesaría a Obama, tan cotilla de todo, el antiguo yate de la Familia Real española que tenemos en oferta? La deuda con los marineros es cuantiosa y Patrimonio Nacional tendrá que hacerse cargo de ella, si Obama estuviera interesado quizá podría quedarse con el yate que está en buenas condiciones.
Es una propuesta para que el Fortuna no acabe como el Azor que primero fue atracción turística en Cogollos, provincia de Burgos, y mas tarde reducido a pasta de chatarra con forma artística. El Azor tenía algo mas de historia que el Fortuna, en su cubierta Franco y Don Juan pactaron la sucesión del régimen y mas tarde Felipe González lo usó para unas vacaciones. En cambio el Fortuna tiene muy poca historia detrás salvo el gorroneo oficial de los parientes de los reyes, griegos en su mayor parte, que se tostaban con la alegría que da subirse al barco de otro. Lo mejor del mundo es que el yate lo tenga un amigo y si encima lo mantiene con los presupuestos del Estado pues tres veces bien. Llegaba el verano y los parientes se subían por el pantalán siendo cada vez más la procesión matinal de los que iban a pasar el día de gratis total.
Don Felipe no era muy partidario de mantener el barco por el gasto y por la imagen de holgazanería que proyectaba por las calas de Mallorca. Y doña Letizia tampoco estaba por la labor, es más este verano estuvo para las fotos oficiales pero luego optó por marcharse de Palma antes de que apareciese Urdangarín con el meyba dispuesto a darse un chapuzón que en su caso viene de chapuza.
Se entiende el mal rollo que levanta el Fortuna así que mejor será pagar lo que se debe y olvidar pronto el marrón que ha significado. Igual lo querría Adelson para instalarlo como atracción turística entre los canales de sus hoteles en ese complejo de casinos que piensa montar en Madrid pero que luego no termina de decidir dónde va a colocar la primera piedra. Hasta que llegue la inauguración oficial podría situar el Fortuna en ese páramo desértico y serviría como reclamo para curiosos. A fin de cuentas la historia se explica en sus anécdotas y el yate varado quedaría como ejemplo de una época que comenzó como homenaje de los empresarios baleares al rey y que acabó desatornillando el nombre de los duques de Palma de las calles de la ciudad porque siempre fue mejor tener honra sin barco, como dijo Méndez Núñez almirante de la Guerra del Pacífico siglos antes de que Obama decidiera escuchar a todo el mundo.

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