Calles carnívoras

(“ABC“/MADRID, martes 21 de enero 2014)

Aparecen en los callejeros y están en la memoria de los navegadores pero si uno anda ese día con la castaña cruzada le pueden arrear “multa gorda”, (en lenguaje de tebeo), por adentrarse por una calle de residentes sin tener la matrícula registrada en el barrio. Ocurre en el centro y sucede todos los días varias veces porque aunque estén señalizadas y haya carteles siempre hay almas cándidas que pecan de inocencia.
El gran hermano municipal todo lo sabe, y esa calle ideal por la que parece que no transita nadie y por la que se puede llegar al centro se convierte en una calle carnívora que muerde en la cartera. Y salvo que haya masoquistas del volante parece que la mayor parte son conductores que pecaban de ternura y creyeron que por allí iban a llegar antes a su destino. El gran hermano no dirá nada en ese momento pero en adelante el despistado conductor será perseguido hasta su domicilio por una carta en la que le recuerdan que le han pillado por dónde mas duele.
Los hay que al saber que han caído en la tela de araña de la Hacienda local intentan borrar su falta dando marcha atrás con el coche como si fuera posible borrar el pasado pero ya es demasiado tarde; si entras en una calle carnívora deberás saber que habrás perdido toda esperanza como decían en el infierno de Dante. Si la cámara instalada estratégicamente capta la matrícula del infractor entonces no hay nada que hacer: ni pena, ni llanto, ni arrepentimiento. Sepa el conductor que las calles carnívoras carecen de alma pero gozan de una excelente memoria para las multas.
La próxima vez ande usted con mas cuidado para no ingresar en el club de “No Había Visto Yo”. Eso sí, en todo caso que sepa que en el Ayuntamiento de Madrid estarán encantados de cobrar la multa, con varios conductores empanados al día se hace caja.

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