Las azafatas de Imbroda

(“EL BOLETIN“, jueves 19 de febrero 2014)

Ya lo decía el presidente de Melilla: “me voy a poner en una situación muy extrema”, y lo avisaba como el que alerta a un niño del final de un cuento para que no se lleve un susto, cuidadito Pedrín que ahora viene el lobo y la hemos jodido y Pedrín se arropa un poco más bajo la manta zamorana.
La situación extrema, ¡pero mucho!, que decía el presidente de Melilla era poner azafatas en el comité de bienvenida a territorio español, unas alegres señoritas que repartieran zumos y collares como hacen a los viajeros que llegan a Hawai. Pero como lo decía en esa clave, en la de Pedrín te vas a enterar, pues la cosa quedó en una gracieta en sede oficial. También se le podría ocurrir llenar de cocodrilos en el foso, o electrificar la parte alta de la valla para que suelte descargas en los cataplines a los que osen sentarse en ella en actitud provocativa. Puestos a tener ocurrencias senos pueden venir a la cabeza unas cuantas porque la imaginación es un caballo que galopa suelto.
Tampoco se trata de crucificar a Imbroda por un chascarrillo pero debería tener más cuidado cuando tenemos quince muertos en el intento de cruzar la frontera por Ceuta y todavía está por ver quién le dio la orden a los guardias civiles de disolver una concentración de nadadores a base de dispararles pelotas de goma. Mientras nadie asuma esa responsabilidad los guardias trabajan con la moral por los suelos puesto que ellos no actúan sin una orden. Hasta el momento el comportamiento de la Guardia Civil ha sido ejemplar en los puestos fronterizos, en ocasiones soportando la chanza de los que querían cruzar. Hace tres años una agente de la policía nacional fue escupida por un grupo que intentaba cruzar la frontera melillense de Beni-Enzar, meses más tarde pude cruzar ese puesto fronterizo y comprobé la tensión que tenían que soportar, de hecho recuerdo a un joven que trataba de abrir un hueco en la verja con una llave de cambiar tornillos a la rueda de un coche, un esfuerzo inútil que no llevaba a ninguna parte.
No va a haber azafatas en las fronteras pero lo que está claro es que con las actuales leyes y con las verjas no vamos a ninguna parte. El Gobierno estudia endurecer la Ley de Inmigración para acelerar las devoluciones en caliente; no habrá azafatas pero si catapultas para enviar a los inmigrantes de vuelta, algo que tampoco soluciona en problema porque lejos de solucionarlo lo aplaza. Lo grave es que hemos olvidado a todo un continente, África es el fin del mundo, no estaría de más recordar que fue descolonizada no hace tanto y que alguna responsabilidad tenemos los europeos, sobre todo una gran deuda moral.

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