Un balcón para Leti

LA GACETA DE SALAMANCA

El jueves tendremos cabalgata de Reyes, dicho con respeto pero es lo que literalmente harán los nuevos monarcas cuando salgan del Congreso ya coronados aunque de manera metafórica. Nuestros reyes no son como Isabel II de Inglaterra que se coloca la corona como si fuera un pin, y no se la quita ni para tomar el té. Por esta parte se estila un ratito y el jueves los partidarios de la estética real lo van a pasar muy bien tomando nota, sobre todo de lo que haga la reina Leti. Por ella el paseo y los vitores callejeros; le ganará al príncipe en aplausos, ya verán.
La cabalgata se verá mejor desde algún balcón que quede libre, en el caso de que haya alguno porque en Madrid casi todos los balcones son de alguna aseguradora, o estarán tomados por las televisiones que, (aún las más críticas), no se van a quedar con las ganas de primeros planos de la reina Leti recién coronada. Desde la calle se verá pasar a un cortejo rápido y, con toda seguridad, con escolta del escuadrón de Caballería de la Casa Real que para estos menesteres se creó. Se escucharán mejor los cascos de los caballos y se verá como los penachos de los jinetes se mueven caprichosos por acción de un galope corto que tan vistoso resulta cuando sacan el sable corto y se lo ponen al hombro.
Al madrileño siempre le ha gustado un balcón y, justo eso, es lo que va a faltar el jueves. El Ayuntamiento podría instalar unas gradas pero no están por la labor de estropear la estética de la ciudad con unos escalones metálicos que se usan para ver pasar a los Reyes Magos. Otra duda es saber si repartirán banderitas españolas como se hizo cuando Ike vino de visita y se paseó en descapotable por La Gran Vía junto a Franco. Ike quería que todas las avenidas fueran como la Quinta de Nueva York y que cayeran papelitos. En el fondo se sentía un astronauta, o un presidente algo marciano.
Pero lo que nos preocupa es un balcón, hay tan pocos que se darán codazos por una esquina. Y nos ha pasado por no cuidar a las personas mayores que habían sido los guardianes de balcones y miradores hasta que cayeron enfermos, ellos y sus geranios. La decadencia del geranio es lo que marcó el fin de los balcones madrileños y la llegada de las aseguradoras. La reina Leti se merece el jueves una vista mejor y menos acelerada que desde una acera. Sobre todo porque puede ser de los pocos días en el que la veamos “quedar como una reina”; luego regreso al traje de chaqueta porque ella no es la de Inglaterra que si pudiera se colocaba un botafumeiro permanente.

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