Aquí no hay quien viva

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado vecino de la Torre de Valencia: reciba usted mi más sentido pésame por el cornalón que le ha metido la Comunidad a cuenta de las antenas, menudo meneo. No le digo más que cuando llegué anoche a casa estaba reunida la plana mayor de la escalera para preguntarse si nos podía pasar también a otros; noté cierta angustia vecinal. Es decir, si en unas antenas que se colocan en la azotea, sin mayor maldad, luego pueden operar espías del eje del mal y piratillas de las ondas, porque igual nos bombardea Bush (que cuando se le acabe lo de Irak tiene que buscar nuevas emociones).Ya no puede uno fiarse ni de las ofertas que hacen a las comunidades de vecinos. Créame que el susto lo tenemos todos en el cuerpo y lo que no se entiende es por qué tiene usted que pagar un pastón por culpa del mal uso que se le haya dado a los repetidores.Es tanto como si le hicieran corresponsable de los contenidos fraudulentos de esas emisiones, como si fuera a comisión con los vendepeines y brujas feas, una locura. Dos kilos de los antiguos que pesan como dos toneladas de las de siempre, una barbaridad, un exceso.
Torre del Oro a partir de ahora más que Torre de Valencia, donde la Comunidad de Madrid ha hecho caja sin previo aviso, demasiada saña sin mediar palabra. Ya pueden el resto de madrileños darse una vuelta por el tejado a ver qué aparatos tienen instalados, porque salvo el toro de Osborne (y si los cuernos han pasado la revisión) lo demás puede ser susceptible de demanda. Cuando no es una antena ilegal es un repetidor de telefonía con dudosos efectos para la salud, o una salida de humos que emite fritanga a la atmósfera, o un pararrayos hecho con uranio enriquecido, o un cemento con aluminosis galopante. Si nos ponemos a revisar terrazas y azoteas igual tenemos que cerrar Madrid para inventarnos otro un poco más lejos. Por eso extraña el celo de la inspección y mosquea que la multa sea tan desmesurada; si hubieran montado una timba de juego ilegal les habría salido más barato.

Para que luego digan que ver la tele o escuchar la radio sale gratis. A partir de ahora en el tejado sólo ropa tendida y pinzas de madera, porque las de plástico seguro que también contienen elementos contaminantes, y la ropa lavada de manera ecológica sin detergentes que hagan mucha espuma. Esta vez la multa se ha ido por las nubes, por lo más alto. Y mucho me temo que usted va a pagar pero los piratas lo que harán es cambiarse de campanario, por lo tanto seguirán con el chiringuito. Créame que lo siento.

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