¡Por Daoiz y Velarde!

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A quien corresponda en la Comunidad y en el Ayuntamiento: para la minifiesta que están preparando en la Plaza del 2 de Mayo mejor que saquen un parchís y unas mirindas y a disfrutar a lo loco. Será el miedo al botellón, a la mayoría nada silenciosa, a la epidemia festiva que se contagia o vaya usted a saber, pero el caso es que entre todos se la han cargado. Le han puesto el punto y final al bando que redactó Tierno Galván y que obligaba a colocarse y al loro; hasta aquí podríamos llegar. Como siempre, el culpable será el maestro armero porque aquí todos se lavan las manos, pero algo sugiere que mejor olvidemos aquello que pasó un 2 de mayo de 1808, pelillos a la mar. Alguien tendrá que vengar, de forma festiva y jocosa, el espíritu de los tenientes Daoiz y Velarde, que se perdieron la movida madrileña, pero que con su actitud heroica consiguieron que ahora no esté servidor escribiendo en francés. Original y español es siempre celebrar una matanza con una fiesta, que se lo digan a los cochinos que nada más acercarse San Martín se preguntan qué necesidad hay de comer chorizo. En cierta medida es una forma de espantar los malos espíritus: por la boca muere el Gobernador Civil pero disfruta el pueblo una barbaridad. Llega el buen tiempecito, el momento de salir a la calle y la plaza limpia de mamelucos gabachos que metan caña es un lugar francamente apetecible. Alguien tendrá que explicar por qué molesta que la gente sea feliz y grite un rato, incluso que hable con la boca llena de bocadillo de calamares y se tutee con un vaso de plástico en la mano. Lo que faltaba es que la felicidad tuviera que recluirse en un lugar acotado. Además, la solución que ofrecen es francamente triste, convertir la plaza en el patio de los mudos no es de recibo. Ojalá llegaran al nivel de las fiestas antiguas de cucaña, barquillero y organillo; comparado con las que ofertan hoy aquéllas parecen bacanales romanas. Fin de siglo o fin de etapa, Malasaña ya no es lo que era, aunque el Pentagrama se vista de aniversario para nostalgia de veteranos y extrañeza de juventudes. Ahora es otra cosa, vaya usted a saber si mejor o peor, si más divertida o menos castiza. Pero sepa la autoridad competente que el pueblo de Madrid cuando quiere una cosa no para hasta conseguirla, que se lo digan a los franceses que en ese mismo lugar hace un montón de años les dieron pour le jour de gloire. Tendría que repasar los libros de historia con más detalle, pero la que se montó contra el general Lagrange empezó por algo parecido.

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