La deuda histórica

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado Romero de Tejada: será la casualidad, los vientos de primavera, el efecto mariposa o la corriente del golfo pero siempre que hay pelea en el saloon usted sale en la película.Esta vez no es que se le haya olvidado quién le pagaba la nómina (francamente estoy con usted: de la fortuna y del servicio se tienen que ocupar otros), en esta ocasión es una deuda histórica, nada menos que cinco años sin pagar el alquiler de la sede del partido en Majadahonda, ¿le suena esa localidad?, ¿la recuerda? Bien es cierto que los días queman cuando uno se desvive por la causa pública, y así una mañana por otra sin que encontrara un hueco para ir al banco. Le entiendo: no es que uno no quiera pagar, es que no tiene tiempo para hacerlo, seguro que si le dan cinco años más termina liquidando la deuda por algún método inverosímil. No saben en los master de gestión de empresa cómo puede solventar un problema serio un hombre de estado.
Trampas en el solitario no quedan bien, no es de recibo que se esconda las cartas a sí mismo. Según cuenta el líder regional del PSOE, casualmente el periodo de canina (o tiesura económica) coincide con su puesto en Caja Madrid, y por eso sorprende doblemente el descuido. Su caso es digno de congreso de amnesia: una persona que debe dinero a la entidad de la que es consejero y que a su vez ha comprado el inmueble. Hágaselo ver porque igual termina votando a otro partido. La gente despistada siempre ha tenido mucho encanto, un punto de Mister Bean se agradece en política porque nos saca del debate monocromático. Sus excentricidades están a caballo entre las salidas de pata de banco del ínclito Matanzo y las espantás de Rafael de Paula. El problema es que no todo el mundo capte su peculiar sentido del humor y piensen (que pudiera ser) que es usted un desastre. Mas no se amargue, que casos de derrota en derrota hasta el triunfo final los hay a porrillo, mire Giscard D\’ Estaigne: de abuelo cebolleta a estorbo europeo.

Lío montado va a tener para una temporada, sospecho que como le va la marcha igual hasta lo agradece porque llevaba un tiempo de lo más discreto. Ya veremos hasta donde le apoya el partido en tan incómoda foto. En este momento su situación es parecida a un concursante del Un, Dos, Tres; por un lado la tarjetita dice aquello de «gracias, Ricardo» (como pasó en el último congreso regional de su partido), pero al dar la vuelta tiene serias posibilidades de que le toque la calabaza o el juego de batería de cocina.Una vez más se ha equivocado a la hora de elegir el regalo.

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