Quintana se va

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado alcalde de Fuenlabrada, por el momento, porque el día 25 cuelga los hábitos de regidor Cuando salió del despacho del presidente Gallardón, tras comunicarle que se marchaba, debió sentirse un tanto raro. Media vida peleando con la derecha, desde su pueblo y al final hasta se les coge cariño y todo. La política tiene esos vaivenes de la nostalgia que terminan por limar las viejas asperezas.
Pero echemos la vista atrás y pensemos que no hace tanto, en octubre de 1999 (a.d.E. -antes del Euro-), usted se postuló para la Secretaría General de la FSM y desde ahí plantarle cara a Gallardón. En un momento flojo del partido, estimó que podía ser el califa del gran sur: por número de habitantes y por apoyo no será. Pero luego vino la realidad y se dio cuenta de que los mismos que le apoyaban, para la Alcaldía, votaban a la derecha en la Comunidad. Alerta: algo estaba pasando. Y ese algo podría ser que Gallardón cruzó el meridiano del rojerío con el Metro y le puso en marcha todos esos polígonos industriales que le rodean como un mar de acero. Arroyo Culebro y otros de lindo y parecido nombre.

Recuerdo que en la primera legistatura del PP, en la vieja Asamblea de la calle de San Bernardo, un diputado de IU dirigiéndose a los bancos del Gobierno regional dijo: «El sur, ese territorio al que ustedes van de visita y en el que nosotros vivimos». Años después la frase queda para el acta de la Asamblea y para el recuerdo de una Comunidad que estaba menos equilibrada. Entonces, usted y otros alcaldes de la zona roja, soñaron con arrebatar el poder a la derecha. Entre otros Pedro Crespo, alcalde de Getafe.Pero ya ve, pasan los años y el que ahora es candidato de su partido, Rafael Simancas, entonces andaba en otros menesteres municipales y sin formar parte del sanedrín.

En contra de lo que decía aquel anuncio, en política no pesan los kilos, sino los años. Y usted ha superado seis legislaturas, más de veinte años en el cargo. Ahora es tiempo de dedicarse a la política desde otro lugar, desde su escaño en el Congreso.La duda es si se marcha por convicción interna o por recomendación externa. Vamos, que si le han aburrido dentro de su partido o si realmente le apetecía dejar de ser alcalde. O, tal vez, una tercera cuestión: quizá ya estaba harto de que le confundieran con el hermano de Florentino Fernández, (oiga, su hermano Oscar, el entrenador del Fuenlabrada, es clavado). En todo caso mucha suerte y que lo disfrute.

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