El placer de conducir

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Señor Gilarranz: ¿Le suena esta película? Primera secuencia, una carretera vacía, se abre el plano y un brazo asoma del vehículo.Apenas hay ruido de motor, sólo los pelillos erizados nos dan sensación de velocidad y lujo. Los datos que maneja este periódico indican que el anuncio gustó mucho en el Ayuntamiento; el entusiasmo se tradujo en el alquiler por cuatro años de 13 vehículos de gama alta para uso y disfrute de los directivos del Samur. 800.000 euros, (en duros asciende a una barbaridad, créame). La historia podría hablar sólo del buen gusto que tienen en cuanto a coches, si no fuera por el precio que se pagó por ellos y por lo extraño del concurso de adjudicación.
Primero sólo se presenta una empresa y un informe del Ayuntamiento recomienda desestimarla por falta de solvencia, y del concurso fallido pasamos a una adjudicación digital que provoca que rasque la marcha atrás y un sonido algo estridente, muy desagradable.Añádase a eso que como informe de vehículo ideal para las urgencias se adjuntaba una fotocopia del BMW X5, uno de los coches más deseados por los españoles y que son de los que provocan tortícolis al verlos circular. No se buscaba un vehículo con ciertas características, como pudiera haber varios en el mercado, sino ése coche.

La maniobra es de patinazo y de levantar polvo con las ruedas traseras. En Inglaterra dicen que Carlos de ídem está deprimido porque le han afeado la conducta, el príncipe recomienda el consumo de productos del país y él conduce coches alemanes. Aplíquese el cuento. No es que los mandos del Samur tengan que ir en el carro de Manolo Escobar, ni uno de los burros que cuida mi amigo Pascual Rovira en la reserva de Rute, (y a los que Alberti y Cela amaban porque conocían su tracción a las cuatro ruedas).

Lo extraño de la maniobra es el derrapaje en la adjudicación.Y una vez se aclare el asunto, que gane la mejor oferta. Nadie les discute el derecho a conducir un vehículo que esté a la altura del trabajo in extremis que exige el Samur. Como nadie puede pensar que se les dé otro uso que no sea el laboral. Nunca se ha visto un vehículo del Samur con la baca repleta, suegra y jaula de canario, rumbo a Benidorm. Como el servicio es básico para Madrid y muy querido por sus ciudadanos, que se sienten orgullosos de su eficacia, no estaría mal que explicaran el por qué del placer de conducir. O en otro caso le pueden afear la conducta y decir que han comprado unos coches tan buenos que más que automáticos se conducen a dedo.

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