Lola

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hay personajes que se adaptan a los tiempos para gozar de la fama y personajes que son auténticos, Lola Flores era de los segundos. Tico Medina le hizo una magnífica biografía (más bien radiografía a primera sangre) en la que contaba que ella hacía las cosas tal y como le salían de la peina.
Lola era España en su sentido más telúrico, raza y carácter que hizo de su necesidad virtud. Es famosa aquella crítica de un periódico neoyorquino que dijo: ?no canta, no baila, pero no se la pierdan?. No fue una Piquer ni una Fornarina, tampoco una diva ni una bailarina de tobillos finos; su gracia estuvo en crear un estilo ?lolístico? de la vida que consistía en primero yo, luego yo y más tarde otra vez yo. Muy alejada de la canción protesta y de los compromisos sociales, más bien se debía a un público de gala de sábado En el cine también dejó su huella en apariciones espantosas, por ejemplo en ?Cristóbal Colón de oficio descubridor?.
Su mérito fue que naciendo gitana llegó a faraona, casi ná. De haber estado viva habría disfrutado un montón mandando a tomar por saco a los gacetilleros de panteón que ahora remueven sus huesos para encontrar infidelidad. La televisión ofrece cientos de programas con mariquitines que cuentan que ellos también amaron a Lola.
Por respeto a los muertos o por no acordarnos de los muertos de los gacetilleros rosas, alguien debería parar el festival de moscas carroñeras. Si no es por Lola que lo hagan por bolas.

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