El golpe

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado concejal de frenazos varios, enhorabuena por aguantar el tipo y también por soportar las bromitas que le van a hacer a cuenta del sucedido. A Pedro Calvo hay que darle un premio por ser uno de los pocos motoristas que chocan sin venirse al suelo, y también por no discutir con los agentes en un momento de calentón. Entre mil personas que tengan un accidente de moto sólo una no suelta sapos y culebras por la boquita, ése es mi concejal. Testigos de acera sostienen que no se le escuchó un «¡mecachis, qué contrariedad!», un «¡pardiez!», ni un «¡cáspita!».Y eso que el escenario se prestaba: calle de la Montera con tráfico serpenteante. Cuando Sete Gibernau o Fonsi Nieto van al suelo se les nota cómo mascullan improperios a cámara lenta mientras se estampan contra las balas de paja. No hace falta ser un experto en lenguaje de sordomudos para notar que llevan cierta contrariedad.
Sin embargo, usted en lugar de montar un pollo municipal y decir «no saben con quién están hablando», se limitó a escribir sus datos aún con la mano temblorosa por el susto. Todo muy británico y muy ejemplarizante, salvo el detalle de olvidar en casa un carné de conducir caducado; ahí no hemos andado muy finos. Eso es como si el concejal de festejos del Ayuntamiento de Sevilla no sabe bailar sevillanas; en Madrid y en moto hay que llevar todos los abalorios correspondientes. También el detalle le humaniza; ya me gustaría saber cuántos de los que le han hecho bromas tienen toda la documentación en regla.

Claro, que las cosas no son lo que eran. Hace años jamás un coche habría osado rozar a un concejal, bien es verdad que tampoco los concejales iban en moto. En una misma semana una avispa le ha picado a la ministra de Vivienda (por suerte no ha sido en los bajos comerciales, ni en la entreplanta) y un coche ha chocado contra usted o quizá haya sido al revés, ya veremos lo que dice el juez.

Todo responsable de tráfico urbano debería saber algo que nos tiene dicho Newton: de las leyes físicas no se libra ni el tato.Por ejemplo: cuando dos vehículos dotados de motor de explosión coinciden en un mismo lugar de espacio y tiempo, se produce un choque; depende de la velocidad, el resultado es más o menos sonoro. No es que la física vaya en contra de la autoridad, la culpa la tienen los volúmenes de los cuerpos, que son muy intolerantes.Lo mismo ocurre cuando te cruzas con un señor orondo por el pasillo, mejor que le dejes pasar o acabarás como un mosquito en el radiador.

Lo dicho señor concejal: me alegro de que se encuentre bien y de que se haya comportado como un madrileño cívico. Y cuando tenga un ratito, pásese por la Jefatura de Tráfico para que le pongan la documentación en regla. Un golpe lo tiene cualquiera.

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