La ‘piolina’ de Pío

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado Pío García Escudero… no cabe duda de que ayer en el pleno del Ayuntamiento supo esquivar las preguntas de la oposición, que pretendía aclarar las cuentas de la M-30, un misterio insondable por lo que parece. La cuestión era saber de dónde van a salir los euros y en qué cuantía, y de qué manera van a temblar las arcas municipales. Con su porte elegante y la serenidad en la palabra podemos decir que ha inventado un nuevo pase taurino ayudado por bajo al que llamaremos la piolina. Consiste en aguantar el tipo un buen rato, sin añadir sustancia a la exposición, y luego enviar la pregunta a Juan Bravo para que la responda. El diestro hace la faena, mete la respuesta en vereda y, cuando se espera el pase final, baja las manos y allí aparece el concejal atento al quite. No todo el mundo tiene la sangre fría suficiente para hacerlo, si sale mal se corre el riesgo de cornalón político con dos trayectorias, al menos.
Decía Inés Sabanés que no se había enterado de nada. Efectivamente, de eso se trataba, ¿o no? El laberinto de empresas públicas y privadas forman una tela de araña jurídicoempresarial digna de un Premio Nobel de Física. Se me antoja pequeño un Pleno municipal para desarrollar tan amplia teoría, allí quisiera ver yo a un congreso de filósofos que le saquen punta a la sustancia espesa.Ni Inés Sabanés ni nadie que no domine el arte de la piolina es capaz de saber cómo se van a financiar las obras de la M-30.Lo que está claro es que tendremos agujero en el suelo y también en el bolsillo, salvo que ese andamio verbal que ha construido nos saque del entuerto. De seguir en esa línea tan torera no se descarta que en próximos plenos se distribuya un diccionario de bolsillo español/Pío, Pío/español, para que tanto Inés Sabanés como el resto puedan seguir sus explicaciones sin caer en la angustia existencial.

Bien es verdad que las cifras que se manejan son de ciencia-ficción, cuando nos dicen que va a costar 53,8 millones de euros nos pasmamos como cuando leemos que una estrella está a cincuenta mil años luz. Nos queda un sabor de mira qué bien, un vacío en el estómago, mariposas en las pestañas y también un ejército de lombrices cojas por la cabeza. Es posible que nuestra mente no sea capaz de procesar la velocidad de la piolina, pero le aseguro que algo nos queda y prometemos estar a la altura para que no piense que el público no aprecia el valor de su arte. Eso de que la verdad nos hará libres pasado a lenguaje municipal es una forma de hablar.

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