El zapatófono

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El agente más despistado del mundo, el que se le cerraban las puertas en la ternilla de la nariz, el abuelo de Mister Bean, pero el tipo más singular que dieron las series americanas de televisión en los años sesenta. Mezcla del profesor Chiflado y de Rompetechos, el agente 86 era a James Bond lo mismo que Curro Romero al código legionario, una contradicción del espionaje.
Le recordaremos siempre porque demostró que siendo un tipo vulgar, algo torpe y con goteras en la cabeza, se podía llegar muy lejos. Cuando nadie tenía un teléfono móvil, ¡ni siquiera se habían inventado!, Maxwell llevaba un zapatófono, un artilugio que permitía hablar con la base de operaciones. Era memorable cuando estaba con el jefe en el despacho, y caían dos campanas de cristal para aislar la conversación.
El agente 86 era el primo americano de Mortadelo y Filemón, un tipo tan torpe que podría ser de la familia de cualquiera. No era personal altamente cualificado, en cualquier regulación de empleo habría caído el primero, sin duda.
Con su muerte la agencia CONTROL pierde mucho. No será lo mismo, ahora CAOS tiene todo el campo libre para cometer tropelías. Claro que de aquellos espías de gabardina no queda nada, ahora la gabardina la usan los Albertos cuando no cazan con el rey. Maxwell Smart será un recuerdo en blanco y negro para quienes nos reímos con sus jaimitadas. Ahora los zapatos pijos son de Manolo Blahnik y los teléfonos más discretos

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