El invento

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En Estados Unidos venden por catálogo la auténtica revolución en los cuartos de baño, un aparato que te seca sin paño alguno. El mecanismo es sencillo: el usuario mojado se sitúa en pelota picada debajo de una gran tobera, a continuación sale aire caliente y seca por completo hasta las lágrimas de la córnea. Es como el aliento de un dragón, como si te convirtieran en una vela sobre la que todos cantan cumpleaños feliz.
Desde la máquina de vapor no se había inventado nada más útil. La ausencia de toalla evitará esos tropezones que cada año llevan a mucha gente a urgencias, y el secado es inmediato. Por el momento lo que venden a través de Internet es un cacharro demasiado voluminoso y que mete mucho ruido, poco recomendable para los vecinos de las personas que madruguen en exceso.
Todo se basa en provocar una corriente de aire tropical en un corto espacio de tiempo, una tormenta seca, un portazo cálido. Visto de esa forma hasta debe considerarse un vicio, alguien habrá que se pase horas y horas bajo la tostadora caribeña, el secar y el rascar es todo empezar.
El sistema tiene garantía y explican que ya se ha probado en las peluquerías caninas; es posible que el usuario salga con los lacitos de un caniche, pero frente a esa pequeña contrariedad hay que decir que tiene innumerables ventajas, de entrada ahorra muchos lavados de toallas y luego es sencillo de manejar. También podía ser una lengua de trapo pero resultaría una grosería el lametón.

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