El cuervo

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los ornitólogos reunidos en el congreso de Elx (Alicante) discuten este fin de semana acerca del comportamiento de pájaros y aves. En esas ponencias se habla de «lucha de clases» (es el único lugar donde se puede plantear sin levantar sospechas), de la inteligencia de las aves o de la propagación de la gripe aviar. Hasta el momento, lo más fascinante ha sido la intervención de Alex Kacelnik, profesor de la Universidad de Oxford, que ha desvelado la verdadera vida de los cuervos de Nueva Caledonia.
Según Kacelnik, los cuervos de Oceanía tienen una capacidad de construir herramientas y una organización del trabajo que supera a los primates, chimpancés incluidos (hasta el momento la fama de listos la tenían los pinzones carpinteros de las islas Galápagos, como todo el mundo sabe). El argumento de los monos inteligentes ha sido una coartada para justificar nuestro pasado aristocrático en la evolución de las especies, queda mejor venir del gorila que del grajo, seamos sinceros. Resulta pasmoso conocer que los cuervos son capaces de montar una estrategia para buscar alimento en las cavidades de los árboles, aplican las técnicas de Adam Smith en lo relativo a la división del trabajo sin haber leído un libro en su pajarraca vida ni haber hecho un máster. Tienen una extraña habilidad a la hora de crear herramientas y sólo les falta formar un sindicato para reclamar su parte en los beneficios de la explotación forestal. Además, manejan disciplina, coordinación, comen cualquier cosa por pútrida que sea y son respetados porque lucen un uniforme oscuro, muy vistoso y temido por el resto de animales. No se conoce a cuervo que se haya dejado engañar con unas miguitas de pan como las palomas, que son unas inocentonas de barandilla de parque. Ellos trabajan de sol a sol, no admiten el término fracaso, son duros y aguantan la climatología con una serenidad pasmosa. Todo cuervo en la copa de un árbol es un catedrático emérito con experiencia demostrada; no son tan pandilleros como los buitres, ni tan pijos como las águilas.

Los congresos de ornitólogos resultan muy interesantes para descubrir rasgos humanos, no sólo porque haya mucha gente con cara de pájaro. Kacelnik ha demostrado que el verdadero poder es oscuro, nos sobrevuela, nos observa con mirada de depredador inteligente y sobre todo no habla porque no le hace falta. Igual que el cuervo de Nueva Caledonia desprecia a los otros pájaros, a ojos del poder somos todos unos colibrís desplumados, panolis, alpiste mojado para gorriones solitarios, poca cosa.

El poder, como el cuervo, termina sacando la sustancia que desea del árbol señalado, todo es cuestión de tiempo. Si no puede a la primera volverá más tarde con herramientas adecuadas o con unas ofertas que no se pueden rechazar. Los congresos de ornitólogos y los de jueces especializados en la mafia se parecen mucho: en ambos casos se habla de pájaros de cuenta y se analizan los excrementos con serenidad.

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