«La televisión es un ego prestado»

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

«Cada vez que pasa el tiempo me doy cuenta de que hay que disfrutar más» / «Estás rodeado de gente que te quiere, pero al final uno está solo en su laberinto» / «Al que es bueno siempre le va bien; al malo le dan por donde no quería» / ¿Qué tal baila la nieta de Franco? «¡Bien!, tiene mucho mérito que una abuelita se tome el punto de decir ‘yo voy a bailar’»
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RETRATO
Origen. Caracas, Venezuela, 1976. Currículo. Nadie lo diría pero antes que actor -y bailarín ocasional-, fue portero de la selección juvenil venezolana de fútbol, disputó tres mundialitos y unos juegos boliviarianos. Por culpa de una lesión comenzó a trabajar como actor alternando papeles con las clases de Odontología en la Universidad. Empezó con anuncios de hamburguesas y más tarde con series de televisión y novelas. Aficiones. «El fútbol y componer música en mi casa». Debilidades. «El chocolate y las mujeres». Virtudes. «Soy un tipo muy transparente y muy disciplinado, como buen Virgo». Defectos. «Si la paciencia es de sabios, yo nunca llegaré a ser un gran sabio».

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Le llaman Gato por sus ojos y porque cuando era portero de fútbol procuraba caer bien. Su éxito mediático fue el culebrón Pasión de Gavilanes: «Me dijeron que en España era muy seguido y yo no me lo podía ni imaginar». Ahora concursa en TVE, en Mira quién baila, y lo hace con fines benéficos. Es un hombre tranquilo y joven, valora la amistad y el silencio. Sabe que no puede caminar sin que le miren, por eso su mayor placer es un domingo «disfrazado» por el Retiro. Tiene físico de galán y reflexiones de hombre maduro.

Pregunta.- Gato: ¿dónde tiene el tercer pie?

Respuesta.- Siempre ando buscando algo más de lo normal, el tercer pie del Gato está en la mente.

P.- ¿Ha tenido tardes de cine y pipas?

R.- Trato de buscar mi espacio los domingos. Con mi gorra busco los lugares donde tocan tambores.

P.- ¿Todo baile es un placer?

R.- ¡Sí!, pero tiene sus dificultades técnicas.

P.- ¿Está usted muy bailado?

R.- ¡Estoy bien bailado!, cada vez que pasa el tiempo, me doy cuenta de que hay que disfrutar más.

P.- ¿Se está haciendo mayor?

R.- En septiembre cumplí 30 años y noté un cambio, ahora sé lo que no quiero hacer.

P.- ¿Aprendió a decir ‘no’?

R.- Sí, definitivamente sí. Supe que había cumplido 30 y tenía que disfrutar.

P.- ¿Experto en amor o en fracasos?

R.- No soy experto en nada, cada relación es distinta. En todo caso soy un explorador de los amores.

P.- ¿Algo supersticioso?

R.- Creo en la energía, uno tiene que estar en paz con los demás.

P.- ¿Y en la reencarnación?

R.- En otra vida fui un músico bohemio de jazz, no el cantante, uno del combo que tocaba sabroso.

P.- ¿Se siente cómodo de protagonista?

R.- ¡Claro!, pero sé que la televisión es un ego prestado de dos horas en una pantalla.

P.- ¿Tiene un punto zen?

R.- Estas rodeado de gente que te quiere, pero al final uno está sólo en su laberinto.

P.- ¿Es una buena persona?

R.- Al que es bueno siempre le va bien; al malo le dan por donde no quería. Hay que estar bien con todos tus círculos: amor, amigos, familia…

P.- ¿Fue portero de noche?

R.- Ahora vivo una etapa más tranquila, antes era ‘¡vámonos para la calle!’… antes era a pistear, explorar…

P.- ¿Dio la vuelta «al mundo en 80 mujeres»?

R.- No sabe… no hablo español (risas).

P.- ¿El deporte es salud?

R.- ¡Sí!, yo entreno para tener bien mi mente. Si no hago deporte, al día siento que me falta una responsabilidad.

P.- ¿Qué tal portero era?

R.- Muy bueno, no es porque lo diga yo; estuve 200 minutos con la «bella» -camiseta- imbatida.

P.- ¿Lee muchos libros?

R.- No soy muy de lectura, tengo dos o tres libritos que uso de manera puntual.

P.- ¿Qué tal baila la nieta de Franco?

R.- ¡Bien!, tiene mucho mérito que una abuelita se tome el punto de decir ‘yo voy a bailar’.

P.- ¿Bailaría con la nieta de Chávez?

R.- Yo sí, no tengo problemas… Si ella baila bien.

P.- ¿Bailaría con la más fea?

R.- Como todo el mundo, a veces te toca hacer cosas que no te gustan, claro.

P.- ¿Su vida es de culebrón?

R.- (Risas) ¡Todos tenemos un culebrón en nuestras vidas!, cada quién tiene sus historias.

P.- ¿Por qué lo pasan tan mal en los culebrones?

R.- Porque cuentan historias de amor con las que la gente se identifica, salen fuera de los parámetros de sus vidas.

P.- ¿Y esos nombres imposibles?

R.- Siempre son muy compuestos, yo me llamo Juan Alfonso: Juan por mi papá y Alfonso por el rey español. Mi abuela es española.

P.- ¿Los besos de la tele son mentira?

R.- ¡Depende!, si te gusta esa persona y estáis solteros… pero estás más pendiente de que salga bien en una pantalla plana.

P.- ¿Qué beso no olvidará nunca?

R.- El que me dio una prima cuando yo tenía nueve años. Lo recuerdo muy rico; siempre quería ver a esa prima todos los domingos (risas).

P.- ¿Madrid le mata?

R.- Madrid me gusta mucho, estoy muy a gusto.

P.- ¿Tiene alma culé?

R.- Desde siempre me gustó el Barça, pero soy muy amigo de Ramón Calderón.

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