«Todos somos morbosos»

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO
Origen. Tudela (Navarra), 1972. Currículo. Se hizo herrero profesional con 20 años, antes trabajó en el campo con su padre. «Creo que soy herrero porque desde crío me encantaban las espadas y todo el mundo medieval. Aunque en esa época con mi edad ya estaría muerto». También ha sido guitarra en un grupo punkie, el último El cornudo de Málaga: «A fin de cuentas, la música punk y la forja son lo mismo: ruido». Aficiones. «La música y, desde luego, mi trabajo de herrero». Debilidades. «Cuando puedo dormir 12 horas, hasta que me duele el cuello». Virtudes. «Amigo de mis amigos. Carácter templado». Defectos. «A lo mejor que resulto muy impulsivo y no me callo nada».
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De niño soñó con usar la espada y ahora las fabrica, «pero desde que soy herrero profesional me agobia ver una película de guerreros, me apetece desconectar cuando salgo del taller». No en vano, en todas las películas medievales el protagonista es un herrero, pasa en El Zorro o en El reino de los cielos. Esta semana su museo de la tortura estará expuesto en Madrid, en el club Satén.

Pregunta.- ¿Sabe que herrero es un oficio en extinción?

Respuesta.- Es un oficio que te tiene que gustar mucho, igual te pasas toda la mañana dando golpes en la fragua.

P.- Quizá esté mal pagado…

R.- ¡Qué va!, el convenio del metal es de los mejores que hay. Un chaval de herrero gana más que en una fábrica.

P.- ¿Se aprende por correspondencia?

R.- En la herrería se aprende trabajando. Hasta que no coges un martillo no empiezas de verdad.

P.- ¿No hace espadas porque no hay héroes?

R.- ¡Pero hay mucho loco que compra espadas!

P.- ¿Cuántos la hacen a mano como usted?

R.- Estoy quemado con los que van de artesanos y son comerciantes. En Lavapiés hay mucho comerciante que arruina a los artesanos.

P.- ¿Hay intrusismo en su oficio?

R.- Hay gente que se encuentra un fuelle en su buhardilla y dice que su abuelo era artesano. La artesanía no se valora.

P.- ¿Lo suyo es pura vocación?

R.- Me encanta mi oficio, tengo dos hernias en la espalda y sigo trabajando en esto. Tiro a base de acupuntura.

P.- ¿Libera más tensiones que nadie?

R.- Si me mosqueo, me centro en el trabajo y se te disipa todo.

P.- ¿Trabaja con música de fondo?

R.- Ultimamente me gusta escuchar a La Oreja de Van Gogh. Y Beethoven le va muy bien al hierro.

P.- ¿Es un trabajo también intelectual?

R.- Le das muchas vueltas al coco, yo diseño las piezas con papel y lápiz. Estoy más horas dándole vueltas al tarro que con las manos.

P.- ¿Ya no hay caballos para herrar?

R.- Los caballos de deporte llevan herraduras de aluminio. Con los caballos me llevo mal… me dan miedo.

P.- ¿Más miedo que el fuego?

R.- De pequeño mi padre me compró un pony para quitarme el miedo, pero no puedo con ellos.

P.- ¿Lleva por España su museo de tortura?

R.- Son instrumentos de tortura y también reproducción de máquinas que se usaron para aplicar la pena capital.

P.- Eso tiene un punto sado…

R.- Ese rollo no me va… aunque la exposición esté ahora en un club de sado.

P.- ¿Torquemada tenía algo sensual?

R.- (Risas)… Algo tendría Torquemada debajo de la sotana.

P.- ¿Le da mal rollo construirlos?

R.- Con alguno me he tenido que parar, es verdad. Dejarlo un par de días.

P.- ¿Tan perversos eran?

R.- He construido pinzas para sacar la lengua, otro es un quebranta rodillas, un aplasta cabezas, desgarra senos… ya el nombre lo dice todo.

P.- ¿Tecnología para el mal?

R.- Sí, es una pena todo lo que avanzó el mal y lo poco que lo hizo la medicina.

P.- ¿Y hacer un museo del placer?

R.- En confianza, a la gente le va el morbo de la exposición de tortura. Todos somos morbosos, llama más la atención la guillotina que un traje.

P.- ¿Su guillotina corta de verdad?

R.- Mide cuatro metros, la probé con una col pero luego la anulé para que no hubiera accidentes.

P.- ¿Qué tal quedó la col?

R.- Partidita (risas). ¡La col no sufrió!

P.- ¿Cómo reaccionan al ver sus aparatos?

R.- Con el cinturón de seguridad se hacen muchas bromas. Con los desgarra senos se echan la mano al pecho.

P.- ¿Algunos se pueden comprar?

R.- Algunos no me planteo ni venderlos…

P.- ¿Es mejor una buena reja o un seguro de robo?

R.- En mi casa no tengo, me gusta vivir sin rejas. Si hay incendio sin rejas puedes salvar la vida.

P.- ¿Cómo son los cuchillos en su casa?

R.- En casa de herrero… cuchillo de palo, es verdad. El primer cuchillo que le regalé a mi novia era de boj. Una manzana cortada con madera no se oxida.

P.- ¿Cómo es su relación con Madrid?

R.- Me encanta Madrid pero no estoy acostumbrado a los atascos. Para mí son una tortura.

P.- ¿Es usted el Vulcano moderno?

R.- Más bien soy un artesano moderno del siglo XXI.

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