A la guerra en un taxi

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Imposible. Dice Manuel Cobo que Monserrat Corulla no visitó cuarenta veces las instalaciones de Urbanismo, (si fuera cierto más que denunciarla por chanchullo habría que pedir su entrada en el Ayuntamiento de Madrid como personal fijo discontinuo). Por el momento el único Sebastián que ha salido por la puerta grande es Sebastián Castella en Las Ventas; al otro Sebastián le falta cuajar la faena, de temple anda justito.

Gallardón corre por su calle y promete una candidatura para los Juegos de 2016 que no será una copia de 2012, aunque nuestro problema se llamó Alberto de Mónaco, que votó «a tontas y a locas» y con su pregunta inoportuna nos quitó la llama olímpica de los labios, que es metáfora a la parrilla pero se entiende. El que debe saber de la campaña más que nadie es Santiago, el taxista que llevó a Gallardón por La Castellana y M-30. Un paseo por Madrid a mediodía en taxi cuesta 37’90. Que te cuente el alcalde sus proyectos en tu coche no tiene precio; a Santiago se le hizo realidad eso que muchas veces dicen sus compañeros: «si cojo al alcalde me va a escuchar».

La otra guerra, la del norte y la del sur, tuvo jornada de internamiento en el campo del enemigo. El general Lee (Simancas) lanzó una advertencia al norte: cuando llegue paro los planes urbanísticos de cinco municipios del noroeste. Simancas se puso como una «fiera»: «defenderé como un tigre cada centímetro cuadrado de espacio ambiental». Ya era hora de que alguien pusiera pasión a la campaña y nos dejara la cita culta, a Neruda los gatos le parecían mínimos tigres de salón. Por su parte al general Grant (Aguirre), su apretada agenda le llevó al sur de Lee, y como en aquella memorable película se dijo: «si hoy es martes, esto es Pinto», localidad que para ella simboliza el hartazgo del socialismo en el sur. A Grant le gustaría que los socialistas condenaran como tigres el ataque que sufrió la candidata popular Miriam Rabaneda.

La revolución de mayo la plantea Angel Pérez: que en cada barrio mande el concejal más votado, un vuelco al sistema electoral. Parece que a los del pelotón de la lista electoral, los que se cuelan para hacer bulto y tener mando, no les mola. Los del pelotón defienden su estatus también como tigres en un taxi.

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