La sonrisa de la Gioconda Sabanés

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A Inés Sabanés le helaron la sonrisa el otoño pasado con unas primarias, luego mantuvo la boca en posición de silencio y hoy esboza una leve sonrisa de misterio. Inés camina lenta pero firme por su programa electoral en el que promete ciento cincuenta mil viviendas protegidas, una forma distinta de administrar los recursos públicos y una mayor participación ciudadana. Rafael Simancas ya ha dejado caer el buen rollito que tiene con la candidata de IU; el domingo por la noche el móvil de Sabanés puede echar humo. Piensa el PSOE que encontrará colaboración en ella, ¿pero por qué no puede pactar Sabanés, llegado el caso, con Esperanza Aguirre? Su modélico económico está tan lejos del PP como del PSOE, (dos partidos que comparten mucho más de lo que parece).

En «El Mundo en Portada» la candidata de IU admitió que «en tono amable» y quizá de manera jovial el PP de Aguirre le había tirado los tejos en su día; cuando le helaron la sonrisa. Llegado el caso de sacar la calculadora, ¿por qué no? Igual que el clima cambia y aparecen tormentas tropicales que hermanan a La Latina con La Habana Vieja, ¿por qué no podría pasar el gobierno de Madrid por la sonrisa de Inés Sabanés?

Al festival de rayos y truenos se refiere Angel Pérez; parodiando la semántica del alcalde quiere construir un embarcadero en La Ilustración que sea «orgullo de los madrileños y referencia de las grandes obras de Europa». Si tenemos puerto nos hace falta un ministro de Marina, cargo para el que se postula con fuerza Miguel Sebastián, un submarino que lleva dos días navegando sumergido y en silencio.

La que le sigue el juego a Angel Pérez es la candidata-presidenta; Aguirre habla de la necesidad de los niños en conocer el Jarama pero también los grandes ríos como El Nilo o el Ganges, (aquí lo que hay es mucha incultura hídrica, tiene razón). En Usera dejó los tres pilares de la política de educación del PP: «liberté, calité et equité», (libertad, calidad y equidad), pero sobre todo respeto a la figura del docente. Dice Aguirre que comparte con Sarkozy el deseo de que cuando el maestro entre en clase los alumnos se pongan en pie en señal de respeto. Antes que eso hay que conseguir que cuando los alumnos entren en clase el maestro no se ponga en pie para salir huyendo y ahogarse en un pasillo del metro.

Compartir:

Etiquetas: ,

Deja una respuesta

*