¡Socorro, la gestora!

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Imagine que ha sufrido un accidente, supongamos que le ha pasado un ataque liberal por encima y que medio aturullado recupera el sentido… se encuentra en una camilla, en el quirófano, la lámpara del techo está iluminada con muchos focos de luces frías, (igual que en un capítulo de Emergency Room), le han puesto una bata verde horrorosa de esas que abrochan culo-fuera, el anestesista le dice unas palabras inconexas y de repente aparece el médico que le va a operar. Imagine que le mira el fondo de ojos con una linterna, luego baja su mascarilla para saludar y dice estas tranquilizadoras palabras: «¡Hola, no se preocupe que todo va a salir bien, soy la doctora Cristina Narbona!». ¿Usted no gritaría: ¡socorro, la gestora!?

Narbona, la misma pitonisa que dijo que el 2007 iba a ser el año más seco del milenio, la que pretendía cambiar el reglamento taurino para que las faenas acabaran besándose en la boca toro y matador. Narbona, otra idea genial de la marca Ferraz, (heredera de productos Acme), para Madrid. Si con Sebastián íbamos a tener playa, incluso anegando parte de las provincias de Valencia y Cuenca, con Narbona vamos a dejar el PSM como el catre de un loco. De ahí el mosqueo de Acosta y Leguina que están hasta el pirri de las genialidades de salón, de los estrategas que se ponen a pensar en Madrid y terminan diseñando un plan para la permanencia del Imperio Austro-Húngaro. Hay un chiste francés que dice que un camello es un caballo diseñado por una comisión; pues en el socialismo madrileño Narbona es el camello regional que entró marcha atrás en la cacharrería.

Si buscaban una solución de impacto podían haber nombrado a Alfonso Guerra, «¡Alfonso dales caña!». Un debate Guerra/Aguirre en la Asamblea de Vallecas habría sido un gusto para la inteligencia, en cambio la gestora suena a cuidados paliativos de enfermo terminal. Ya el nombre se las trae; a los atléticos nos pusieron una gestora y bajamos a Segunda, y en Marbella crearon otra y poco más y liquidan el Ayuntamiento por derribo. De las gestoras sólo salen experimentos extraños, (Zapatero surgió de una de ellas). Ante el pavor a que Cristina Narbona se dedique a pensar en la crisis del PSM, pero sin contar con la opinión de sus actores, el enfermo prefiere salir del quirófano renqueante y dar los buenos días. El torero Manuel Domínguez Campos se ganó el apodo de Desperdicios cuando el toro Barrabás le sacó el ojo derecho de su órbita; en la misma plaza del Puerto de Santa María dijo: «¡Para estar así fuera desperdicios!», y tiró del nervio óptico con sus uñas sucias. A veces es mejor equivocar el camino para encontrar uno nuevo que ponerse en manos de quien no sabe, y arrancarse un ojo para verlo todo más claro. De aquí a final de julio la gestora puede tener cualquier idea genial, (también con ge), lo mismo terminan convirtiendo al PSM en un club de tenis. Esto pasa por dejar el timón al grumete cuando más cruda se pone la tormenta.

Compartir:

Etiquetas: ,

Deja una respuesta

*