El silencio de la Gestora

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Entre la Gestora socialista de Madrid y el Tour de Francia hay grandes semejanzas; de entrada, no acabarán todos los que toman salida, habrá escapados, el pelotón impondrá su ley, podrá haber cambio de maillot amarillo y a alguno le puede dar la pájara por tirar demasiado pronto. Entenderán que la Gestora nos va a animar el verano igual que antes lo hacían el monstruo del Lago Ness, las caras de Belmez o los platillos volantes. Pero a efectos del PSOE, la Gestora es un error semántico, la palabra es horrorosa y también un error de estrategia porque da idea de que el PSM anda de la UVI a la UCI y de ahí no sale, como si la fiebre fuera un estado civil. Cuanto más tarde en tomar una decisión, peor, más hueco de tristeza abre en el militante y menos proyecto de cambio ofrece a la ciudadanía. Pudiera parecer que los nombres que aparecen en la Gestora son como mariposas que se estampan en el radiador popular que no afloja la marcha. Si fuera para unir fuerzas, sería estupendo pero mientras más dilaten el proceso más se van a poner en evidencia las corrientes y las familias dentro del PSM (el hecho de haber perdido poder municipal contribuye a la propagación del pánico).

José Cepeda se incorpora a este baile de nombres destinados a gobernar la oposición y a intentar la legítima reconquista del poder para la izquierda madrileña. Cepeda es un joven diputado experto en nuevas tecnologías (quizá le fuera más útil ser experto en artes marciales). Junto a Antonio Miguel Carmona, son la punta de lanza de la renovación tan esperada que puede caer en la melancolía de no acabar pronto el proceso. Hasta al alcalde de Parla, Tomás Gómez, más que presentarlo como un valor sólido le están dando categoría de jefe del poblado de Astérix que resiste el aplastante empuje popular (Gómez es más un Obélix sobrado de fuerza que un miedoso jefe galo que sospecha que algún día el cielo caerá sobre nuestras cabezas). Y todo esto ocurre por la sombra nefasta que proyecta la Gestora y el papel de Cristina Narbona que es tan parecido al de la madrastra de Cenicienta.

No se entiende el silencio de la Gestora ante el nombramiento de los nuevos consejeros de Aguirre: ni medio comentario. No se entiende que el PSOE madrileño no haya tenido una reacción más contundente sobre el caso Montes. No se entiende este secretismo que tiene mucho de ejercicios espirituales y de callado entreguismo. Nunca antes una formación política había estado en el limbo. Es mejor bajar a Segunda porque se puede pasar una legislatura en el infierno, pero del limbo te tiene que sacar un Concilio después de una discusión entre cardenales de hondo calado. Nunca antes había durado tanto una derrota electoral y lo será hasta que se agote la sombra de la Gestora, un ente tan peligroso y torpe como un Godzilla entre los rascacielos de Azca.

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