Reparto de cariños

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El partido de fútbol entre Ecuador y Guinea Conacri se jugó ayer domingo en pro de la integración, un poco más y acaba como homenaje a Ruiz Mateos con aquel «¡que te integro, leche!». En lugar de acercar inmigrantes y provocar el entendimiento internacional lo que se vivió en el campo del «Ernesto Cotorruelo» fue una reedición chunga de la caza del conejo, tomando como animalillo al colegiado que tuvo que huir de la Vía Lusitana entre asistencias policiales e insultos. Y le llaman deporte.

Con un par de encuentros así de amistosos podemos declarar una guerra en condiciones, insólito episodio de acercamiento de los puños en lugar de proximidad entre pueblos. Hasta en el frente alemán y británico de la I Guerra Mundial los habitantes de las trincheras fueron capaces de pactar encuentros de fútbol porque no todo iban a ser tiros y rencores, de tal forma que el alto mando de Londres se mosqueó y envió una circular diciendo que más balas y menos pelotear. Pero algo debe tener el balompié que desencaja las conciencias; hace justo treinta y siete años tropas de El Salvador cruzaron la frontera con Honduras para discutir con tanques lo que no habían resuelto en el terreno de juego. Aún hoy es una guerra no declarada pero que se lo digan a los muertos que, aficionados o no, cayeron bajo la ira pelotera.

Patrocinadores, Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad, deberían revisar las bases de una convocatoria feliz que acaba de golpe y con muchos porrazos porque hay quién antepone un penalti dudoso al honor de su madre. Hay que ser borrego para desperdiciar un domingo en insultos, amenazas y escupitajos. Resultado: cuatro jugadores a la ducha y un delegado de campo que se puso como una hiena con gomina. Desastre. Lástima de hombres, ocasión perdida para el amor fraterno y la hermandad entre Africa y América. Pero no culpemos al fútbol como deporte sino a los cenutrios que lo utilizan en su perjuicio, es posible que se hubieran zurrado igual de haber asistido a un concierto de música de cámara en el Teatro Real: cuando alguien está de malas cualquier excusa le parece de buenas.

Los participantes en la algarada estarán contentos hoy, lunes, con su ojo morado y sus moratones. Por suerte Ecuador no hace frontera con Guinea Conacri como ocurrió entre El Salvador y Honduras. Los seleccionadores deberían buscar a tipos preparados pero de cabeza y actitud ante la convivencia, luego si saben jugar mejor incluso. Gente que sepa respetarse a sí misma para después representar a su nación porque los brutos independientemente de la lengua en la que se expresen, siempre juegan en el mismo equipo, en el de la vergüenza.

El objetivo era ganar tres puntos pero al árbitro poco más y le dan el premio a la brecha más gorda en el ambulatorio.

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