Las lorzas locas

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Monsieur le president ha pasado unas vacaciones en Estados Unidos de escándalo, ?living la vida loca?: yates, lujo, y poderío. Todo por la cara porque para eso uno tiene amigos con tronío.
Sarkozy se ha encargado de hacernos llegar que se trata de un presidente que hace footing, por lo tanto en forma. No llega a la altura de campeón de Europa de culturismo, como Aznar ?el joven?, o como Putin que es un clon de los Village People, (torso desnudo y pantalón de cuero, como para compartir carroza con Jorge Javier Vázquez en el Día del Orgullo).
Gracias a París-Match hemos descubierto que el cuerpo de ?Sarko? tiene trampa, en la revista francesa le han suprimido una de las lorzas cuando remaba en piragua, (embarcación de tono menor, a Sisí Emperatriz jamás se le hubiera ocurrido subirse en semejante artefacto náutico que tan poco favorece a la silueta). Sin ánimo de molestar, la lorza presidencial tenía el tamaño de una cinta de lomo. Lo cuál no quiere decir que monsieur le president sea un pieza completo, ni que el horno de la constitución europea no esté para bollos. Que no; que me refiero a que Sarkozy tiene unos michelines como los que lucían las coristas de los sesenta que actuaban bajo el nombre de ?Las alegres chicas de Colsada?, (hoy respetables abuelas de familia algo metiditas en carnes).
Una manita de foto-shop y el president podría desfilar en el Crazy-Horse. La diferencia entre un despacho en el Elíseo y un despelote en Montmatre, es una foto amable y una lorza que se olvida.

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