‘El Pocero’ canonizado

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Andaba mustia Carmen Chacón porque le habían llamado copiota por calcar el Plan Trujillo-pisillo, pero hete aquí que aparece Paco El Pocero y mejora la idea de la ministra de la Vivienda. Si hay que pasarse dos pueblos, uno se los pasa. Ni ayudas, ni avales del Gobierno, Paco te pone un piso modelo lujo burgués y convierte un secarral manchego en un vergel del ladrillo, una alegoría de las casas palmera que han inventado en Dubai, la nueva Venecia en los tiempos de crisis del Euribor.
Para completar el cuadro ha construido un lago que es el símbolo de la placidez estancada desde Sisí Emperatriz; pero igual les podía haber colocado un puerto de mar trayendo agua, rocas, surfistas y tiburones en aviones de carga. Su grado de egolatría es tan alto que veremos al Queen Mary II atracado en Seseña, igual que el Azor encalló a la puerta de un motel de carretera. Si es por impresionar, se le pone un tsunami al lago.

Aldous Huxley planteó el mundo feliz y El Pocero lo ha hecho realidad. Su paraíso del cemento armado es un microcosmos al margen de la burbuja inmobiliaria, una galaxia aparte con dos soles para que nunca se apague el esplendor del imperio. En su urbanización todos son alfas, los gammas han renunciado a su condición de tales y se pellizcan en las ingles para comprobar que el despliegue es cierto. Todo para el pueblo, pero sin el alcalde, que no se dejó engatusar y las autoridades de Castilla La Mancha que no querían participar en la ceremonia de la canonización civil de Paco, San Pocero Constructor. Y si la ministra no se aviene a razones, el nuevo complejo urbanístico se convertirá en otro Palmar de Troya al margen de los planes de vivienda. Quién se inventa un mundo paralelo es muy dueño de formar una nueva religión, lo que empieza de manera populachera se convierte en paseo bajo palio. Por falta de monaguillos que le acompañen no será, la aclamación es una manera de alcanzar la santidad.

Todo empezó a lomos de un burro pero al que luego jubiló porque no era plan de ir como Santa Teresa por los campos de Castilla, manchándose las alpargatas de polvo del camino y durmiendo en posadas de fácil olvido. Y del afamado borriquito al cielo sin hacer el protocolo de la miseria que es muy duro. Un ascenso en la escala civil tan milagroso como el que tuvo Franco en el escalafón militar, y todo por mérito del ladrillo que sustituye al lingote de oro como nuevo patrón de riqueza.

Y después vendrá un proyecto de un millón de viviendas, y luego unas cuantas pirámides, y así hasta plagar España de vanidad. Mientras, la Fiscalía Anticorrupción desoye las quejas del alcalde de Seseña y archiva las denuncias por no molestar a tan egregio personaje. Si Chacón tiene un plan, Paco El Pocero tiene un planazo.

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