Obama Gallardón

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Dicen que los guionistas de Hollywood se han puesto en huelga, y es mentira, en realidad trabajan todos para el partido demócrata. De otra manera no se entiende que hayan sacado oro de un inicio de campaña que pintaba soso, espesito y municipal. Obama sería el producto diseñado por la fábrica de ideas de los Clinton, una manera de hacerse la competencia desde la misma marca con la finalidad de mejorar la venta del producto. Acierto pleno. De hecho el candidato republicano, McCain, si aspira a ser más conocido que Hillary va a tener que vender cuchillos en la teletienda de la madrugada. Los Clinton se lo han montado de cine, nunca mejor dicho; hasta a Bill se le ha puesto un aire de ?Carla?, (virtud que corresponde a los que saben acompañar con lustre pero sin restar sombra). Han conseguido que el recuento en New Hampshire compitiera con la emoción de las imágenes de la llegada del hombre a la luna. Era lo mismo: ?un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad?.
Los ?caucos a la española? los conoceremos de aquí a una semana, Rajoy le ha dado a la presencia de Gallardón en sus listas un carácter de psicodrama sin contar con los guionistas de Hollywood, todos a sueldo de los Clinton. También es posible que el prolongamiento del suspense termine por restar acción al mensaje; vale que haya un redoble de tambor pero la espera de la presencia de Gallardón en las listas del PP más bien parece un concierto interminable de los tambores de Calanda, mucho redoble pero poco platillo. Y, pudiera ser, que las propuestas de los populares quedaran eclipsadas por un nombre propio atascado a la salida del bombo. Sabemos que para conocer la solución tenemos que esperar al próximo jueves, 17 para más señas, (fecha que evoca al cuplé picarón. El final de la letra podría aplicarse al alcalde de Madrid: ?¡la que quiera coger peces que se acuerde del refrán!?, remataba Olga Ramos a golpe de mantón de Manila). Si la dirección del PP afinara más en el horario en el que va a hacer pública sus listas, la presidenta de Madrid podría montar un acto multitudinario en la Puerta del Sol. Nada agradaría más a Esperanza Aguirre que hacer coincidir la lectura de los candidatos con el reloj dando las doce campanadas, aunque fueran las del mediodía. Y, según fuera apareciendo nombres, hacer sonar los matasuegras en jornada festiva fuera de calendario.
Rajoy tira de retranca gallega y sonríe con guasa porque él si que lo sabe. De ahí que rechazara la apuesta de Pedro J. Ramírez, es normal que quién reparte las cartas tenga algo de ventaja sobre quienes asistimos como mirones a la partida. Rajoy sonríe y Gallardón ausente desde antes de Navidad porque se cree el Obama del PP, un político dispuesto a participar en los ?caucos? de Génova pero sin renunciar a un discurso propio.

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