La batalla del euro

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Cuando José Blanco cita a Pericles, malo. Si un político cita a un clásico de Grecia podemos pensar aquello que decían en La Codorniz: ?cuando un pobre come merluza: o está malo el pobre, o está mala la merluza?. Pericles en boca de Blanco es un peligro. El secretario de organización del PSOE saca a relucir al viejo general griego para decir que un español habría necesitado veinte siglos para ganar el dinero que Pizarro obtuvo al frente de Endesa. La cita es ingeniosa si no fuera porque se equivoca en el cálculo; el llamado siglo de Pericles comienza en el sitio de Samos, (439 antes de Cristo).
Sí es verdad que a Solbes se la ha puesto cara de busto ateniense y que espera el duelo con Pizarro con gran entusiasmo, aunque ninguno de los dos sea Gary Cooper en ?Sólo ante el peligro?. Pero no deja de ser triste que en lugar de discutir sobre modelos económicos? se peleen por cómo hizo la fortuna el número 2 del PP. En el fondo el modelo de los dos grandes partidos es tan parecido que o Blanco dice una chorrada o no tenemos titulares. Puestos a mirar modelos de gente que se forró en un abrir y cerrar de Bolsa, en el PSOE tienen una buena cuadra, la afamada ?beautiful people?. Algo de lo que tampoco están exonerados en el PP, caso de Villalonga en Telefónica, a la que accedió teniendo como todo mérito la amistad de pupitre con el entonces presidente del Gobierno.
De repente se han olvidado de las recetas del conejo y de las amenazas del barril de petróleo. Cambio de giro en la escuadra, ahora los cañones apuntan a otros objetivos, la batalla del euro está en todo su esplendor. Aquí vale todo, hasta si a uno de los candidatos le cogieron copiando en el examen del carnet de conducir, o colándose en un autobús de Londres en los lejanos tiempos del ?all you need is love?. Olvidan los combatientes que se discute de otra cosa con mayor enjundia: el futuro de nación, las relaciones entre las comunidades autónomas, la forma de Estado y el bienestar de los ciudadanos.
Mientras discutan sobre la fortuna personal de Pizarro andarán por los cerros de Úbeda, allá por los campos donde impartió clase Antonio Machado cuando desasnaba bachilleres en tiempos de la República. A don Antonio le consolaba la tristeza el paseo entre Úbeda y Baeza, por la sierra Mágina, entre olivares monocordes. Quizá deba crearse una ruta nacional para aliviar la tristeza pre-electoral que ofrecen estos candidatos que confunden siglos con años, generales con filósofos, fortunas con eficacias, aullidos con debate. Clinton le dijo a Bush padre aquello de ?es la economía, estúpido?. ¡Qué gran frase!

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