La cucaracha de la tele

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Durante años la mosca fue un elemento clásico en todos los platós de televisión, luego desapareció como consecuencia del cambio climático y porque los bocadillos se dejaron de envolver en papel de periódico. La relación entre los insectos dípteros y las pantallas es tan estrecha que a los logotipos de las distintas cadenas se les llama ?la mosca?, en referencia al moscón mediático que hacía a la entrepierna y al bigote. En el debate ?cara a cara? del lunes no habrá mosca porque la señal se emite limpia para todas las cadenas, y porque ya están suficientemente ?moscas? los jefes de campaña. Pero podría haber cucaracha, (han quedado fuera de la negociación, todo lo demás se contempla, hasta las toses).
En un canal de Turkmenistan apareció una cucaracha en el informativo de mayor audiencia, el bicho cruzó la mesa sin que el presentador le diera una chicuelina, (¡qué sangría fría!, quieto como Juan Belmonte). Lo peor es que la cucaracha le ha cogido gusto a chupar cámara y ha vuelto a asomar con su coraza negra a cuestas; y el presidente del país ha expulsado a treinta periodistas de ese canal, (hubiera actuado mejor si hubiera hecho fija a la cucaracha). Es insólito que el presidente de un país se ocupe de la programación de una tele, pero puede ocurrir; a los hermanos Kacinsky no le gustaban los Teletubbies porque se les parecían mucho y les hacían competencia. Y Berdymukhamedov es un presidente que tiene un mal humor que recorre las crestas de todas sus consonantes. Pero no le falta razón porque a su antecesor le hicieron una faena televisiva: los que le grabaron el discurso de Navidad estaban completamente ebrios y la cámara tuvo un movimiento de navío en crisis. Aún se recuerda en Turkmenistan el ridículo de su antiguo presidente, un hombre que pasará a la historia por haber intentado emitir un discurso institucional pero que acabó haciendo otro de burbujas de champán. Sic transit gloria mundi, chaval.
Lo de Turkmenistan se justifica porque es un viejo plató de la etapa soviética y no se limpia desde que Lennin se quitó la gorra. Si tienen mal los misiles es fácil suponer cómo estarán los nidos de cucarachas: como si los soviets no hubieran pasado desde la II Internacional.
Una cucaracha a tiempo puede mejorar el cara a cara del lunes. Fidel Castro lo hizo; el 8 de enero de 1959 una paloma entrenada se posó sobre uniforme verde oliva y la multitud ovacionó. Aquello fue un símbolo, (hoy bajaría un grajo sobre su chándal). En caso de apuro cualquiera de los candidatos puede sacar a la cucaracha del bolsillo y desviar la atención. La presencia de un ortóptero nocturno con sus élitros rudimentarios sería definitiva.
Pizarro se llevó todo aprendido menos lo de la cucaracha, le hubiera salvado de las apreturas de Solbes. En el boxeo arrojan la toalla, y en los debates cucarachas como dijo Conthe.

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