El perdedor

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Le tenemos que preguntar a Juan Luis Arsuaga qué hacían los vecinos de Atapuerca con los que perdían un combate; desde entonces hasta la fecha ser el perdedor es altamente perjudicial para el cutis. Sabemos que Pompeyo, tras perder en Farsalia, huyó disfrazado hasta donde pudo. A Pompeyo le traicionaron los suyos de una forma tan infame que hasta César, su rival, clamó venganza contra sus matarifes. Farsalia duró apenas dos horas, más o menos el tiempo de un ?cara a cara? en televisión; en apenas cien minutos se liquidaron diez mil legionarios de Pompeyo. Según las crónicas hubo más bajas tras la batalla que durante ésta porque las tropas de César se cebaron con los vencidos, los de Pompeyo apenas tenían espacio para maniobrar, (se calcula que a un legionario le hacía falta un metro cuadrado para combatir, así que cayeron enjaulados en su propia densidad y pánico).
Los partidos políticos tienen una parafernalia muy elaborada para llevar a los candidatos hasta el altar de la gresca, pero en caso de derrota nadie se acerca a recoger detritus. Hay locales donde los palmeros ensayan tirabuzones y consignas de pompón, pero no se contempla la creación de una santa compaña por si vinieran mal dadas. Los mítines de Zapatero se abren con una tamborrada que se cuela por las tripas, en los del PP hay mucha gente guapa colocada detrás del tiro de cámara. Tambores, fanfarrias, pelotas, palmeros, guapos y expertos son los que acompañan al candidato hasta el cuadrilátero. Todos juntos forman el Comando Lexatin, aquel que se preocupa para que ellos no se preocupen aunque su risa sea de contrachapado falso. Pero ese comando desaparece en cuanto la pelea se vence de un lado. Los partidos no tienen una unidad de cuidados paliativos, al que pierde le echan a los leones para que se entretengan un rato. No hay vocación de cirineo, ni ánimo de secar las heridas como hizo Verónica con Jesús. Muy al contrario, tanto el PP como el PSOE, no dudarán en hacer pasta de jabón con el candidato perdedor. Estas elecciones son un play-off en toda regla, el que pierda se va a casa y ya veremos en qué condiciones. Pasamos de primarias para darnos a los instintos más primarios.
La democracia debería inventar un risco al que pudieran asomarse los perdedores antes de caer al vacío. Y con ellos los asesores que equivocaron el cálculo; con todos ellos se puede hacer una nueva reedición de los Guerreros de Xián. Rubalcaba o Elorriaga serán convertidos en terracota. ?La destrucción o el amor? escribió Aleixandre. En España reciclamos mal a los políticos que pierden, habrá que hacer un apartado en la Seguridad Social que cubra esta contingencia. Zapatero o Rajoy cogerán el camino de Pompeyo cuidándose mucho de que sus asesores no les traicionen porque trabajen para Roma.

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